Un total de 37 pacientes alojados en la cuarta planta del pabellón B del Hospital Clínico de Valencia fueron reubicados ayer en el mismo centro después de que por la mañana la dirección médica decidiera cerrar esas camas, de Oftalmología, Otorrino y Unidad Médica de Corta Estancia (UMCE), para los pacientes que llegan de urgencias y que permanecen allí entre 24 y 48 horas. La medida no fue bien acogida entre los pacientes y, sobre todo, entre sus familiares.

«Nos han dicho que nos trasladan de planta, pero no nos han dicho por qué», se quejaba una mujer que tenía a su marido ingresado allí. «Al principio nos dijeron que se cerraba porque iban a pintar, pero creo que es por los recortes», indicaba. Y es cierto. Tal como informó este periódico a mediados del pasado mes de octubre, la Conselleria de Sanidad clausurará un total de 262 camas en nueve hospitales de la Comunitat Valenciana para ahorrar unos 2,5 millones de euros al mes. De esas 262, 53 de ellas pertenecen al Hospital Clínico de Valencia. Pues bien, con las 37 cerradas ayer, quedan 16 plazas que desaparecerán según los recortes aplicados por la Generalitat valenciana.

Enfado en los afectados

Y los más afectados, los pacientes y los trabajadores, están que trinan. Ayer, muchos de los primeros seguían a sus familiares, trasladados a distintas plantas del mismo centro. Fuentes de Sanidad aseguraron que no hubo traslados de pacientes a otros centros sanitarios. De los segundos, el personal de enfermería del Clínico está desconcertado porque no sabe qué va a ser de sus puestos de trabajo. Aquellos contratados de manera fija están «cubriendo sustituciones», como aseguró ayer una enfermera, que no quiso dar su nombre, y que indicó que les informaron de la medida esa misma mañana. A las 16 horas de ayer, únicamente quedaban cuatro pacientes en la cuarta planta del Hospital Clínico de Valencia, y todos ellos abandonaron esa zona del centro médico en las siguientes horas: la orden de la dirección médica era que la planta estuviera vacía al final del día.

Esta medida se enmarca dentro de la «reagrupación», como la define el conseller de Sanidad, Luis Rosado, que la administración está llevando a cabo con más de dos centenares de camas en hospitales de toda la Comunitat —dos de Castelló, uno de Valencia y seis de Alicante— y que, además, supone el aplazamiento de los proyectos de seis nuevos centros previstos desde 2003, para los que el expresidente de la Generalitat, Francisco Camps, destinó más de 1.100 millones de euros, dinero que ahora irá a gasto corriente.