El Consorcio Valencia 2007, responsable de la gestión de la Marina Real Juan Carlos I, tiene cedido un edificio portuario obra de Demetrio Ribes a una empresa de ocio que lo utiliza como discoteca y restaurante. Se trata del exponente más claro de la alteración visual y patrimonial que sufren una docena de edificios protegidos del puerto de Valencia como consecuencia de las obras de la Copa del América y la pervivencia de ciertas instalaciones efímeras que, por otra parte, el consorcio quiere perpetuar para conseguir financiación externa.

El edificio en cuestión es el de los denominados Docks Comerciales, viejos almacenes mercantiles catalogados como Bien Patrimonial de la Autoridad Portuaria y ahora convertidos en discoteca gracias a una concesión del Consorcio Valencia 2007, del que forman parte las tres administraciones.

Estos almacenes fueron construidos en 1911 bajo la mirada modernista del arquitecto Demetrio Ribes, autor también de la Estación del Norte de Valencia. Desde su caída en desgracia como instalación portuaria, se ha barajado la posibilidad de instalar allí una Escuela de Hostelería o un Museo Marítimo, pero finalmente nada de eso ha prosperado.

Ha sido el ente gestor de la Marina Real Juan Carlos I, al que el Puerto de Valencia cedió el edificio para la Copa del América, el que le ha buscado un uso. Apremiado por sus carencias económicas, lo alquiló en 2006 a una conocida empresa de ocio de Valencia que instaló allí una discoteca y un restaurante.

Esa cesión ha tenido una primera consecuencia relevante, que ha sido la alteración del edificio tanto en el interior como en el exterior. Desde el Paseo Neptuno, al que da la entrada principal, pueden verse, por ejemplo, los toldos de las terrazas y la iluminación del edificio.

No obstante, la empresa concesionaria asegura que el viejo almacén ha sido rehabilitado en su integridad, respetado en su estructura y cuidado especialmente a la hora de montar los elementos propios de una sala de fiestas. Asegura, en definitiva, que está mejor que antes, aunque patrimonialmente este uso pueda resultar sorprendente.