­Tras un año y medio de escándalo y 11 meses de investigación judicial muchas piezas del rompecabezas en el que se ha convertido el saqueo a la depuradora de Pinedo continúan sin encajar. Uno de los pedazos que falta, que además ha desaparecido, es el empresario Jorge Ignacio Roca Samper. Levante-EMV ha intentado aclarar su participación en el escándalo hablando con algunas de las personas que han tenido negocios con él.

Roca facturó a través de sus empresas de construcción y venta de coches hasta 15 millones de euros por el tratamiento de lodos en la depuradora de Pinedo entre 2004 y 2010, aunque su llegada a la planta es anterior al nombramiento como gerente de Esteban Cuesta. Además, fue uno de los empresarios que viajó a Rumanía a costa de la depuradora.

Roca tiene unos 45 años y proviene de Zaragoza, donde constituyó varias empresas. Según una asesora financiera que trabajó para él antes de que se fugara sin dejar rastro «era una persona arrogante pero agradable en el trato». «Tenía una actitud altiva pero con buen sentido del humor, lo que favorecía que se ganara la confianza de sus clientes», asegura. Moreno, con el cabello rizado y gafas, mide sobre 1,80 metros y no es excesivamente ostentoso en su vestuario, apunta la misma fuente.

«Nos contaba que su madre era una kioskera de Zaragoza y que le gustaban mucho los caballos», añade. Este porte, contrastaba con sus constantes viajes al extranjero, explican. «Trabajábamos por correo electrónico y sólo nos veíamos para lo esencial», apuntan. Esta persona asegura que tenía un gran conocimiento del mundo de la empresa y que manejaba cuatro idiomas.

Roca hizo de su personalidad empresa. El 3 de septiembre de 2009 compró en Igualada Printergreen, una extinta firma de artes gráficas. «Me pagó 600 euros por la marca y ya no he vuelto a saber nada más de él», explica Manuel Osuna, un empresario textil del municipio catalán que todavía figura como accionista de Printergreen en el registro mercantil.

Y Roca no perdió el tiempo. Entre el mes de septiembre de 2009 y abril de 2010, último mes en que cobran los proveedores de Emarsa, el emprendedor fugado consigue ingresar más de tres millones de euros de la depuradora por supuestamente tratar lodos. En mayo, junio y diciembre del pasado año saca de España 671.000 euros a través de la firma Printergreen, cuyo objeto social era ahora la venta de coches.

Justo 20 días después de la última transferencia al extranjero que realizó Roca, el juez inició la investigación del saqueo a Emarsa.

Rápidamente los agentes de la Agencia Tributaria registraron la Entidad Metropolitana de Servicios Hidráulicos, propietaria de Emarsa. De esa actuación arrancó la investigación sobre las empresas de Roca. Ya era demasiado tarde. El empresario está en busca y captura y requerido en Valencia, Barcelona y Zaragoza.