Los viernes es un día sagrado para los voluntarios de la Fundación Universitas de Valencia y no porque sea el punto de arranque del ocio del fin de semana, sino porque ese día es cuando acompañan durante dos horas a los enfermos encamados y solos del hospital de crónicos de Campanar, una experiencia que les ha cambiado la vida y a la que solo renunciarán si les sale una beca Erasmus a cualquier destino europeo. Pilar González y Laura Pividal, estudiantes de 3º de Derecho, de 20 y 21 años, con tres años de vivencias en este programa, del que dicen que están enganchadas, son las veteranas. Del relato de sus experiencias han llegado nuevos voluntarios como Cristina, en quinto de Derecho, que tras tantear varias opciones solidarias finalmente encontró que donde realmente el corazón se le aceleraba de anhelo era mirando a los ojos a los enfermos de La Fe.

"Lo que quieren sobre todo es que les escuches, que les des cariño y compañía..., están solos y en unas circunstancias bastante malas...". Cuentan que para esas personas hospitalizadas que no tienen familia es un punto de referencia que un grupo de personas jóvenes vayan a verlos, "somos su contacto con el exterior, les gusta que les cuentes cosas de fuera, de la carrera, de lo que hacemos... es su manera de evadirse".

Algunos de los encamados esperan toda la semana a que llegue el viernes para sentir las caricias de este grupo de voluntarios, para confiarles lo que seguramente no han revelado a nadie y para disfrutar de un momento de afecto profundo que les lleva a sentir que todavía les merece la pena respirar para sentirse vivo.

Laura cuenta que una de las experiencias que más le ha conmovido fue la que vivió junto a un paciente que estaba intubado. "Fue un simple apretarle la mano y darle cariño, solo eso durante quince minutos porque él no podía expresar nada pero me marcó mucho". Estaba en su primer año.

También recuerda a José, un abuelito venezolano que un viernes ya no estaba. "Cuando vas a su habitación y ves que no está porque ha fallecido, uf, es una sensación muy dura y también es el temor que tenemos cuando te encariñas con alguien a quien ves cada viernes y piensas que se va a acabar poniendo bueno y que no va a pasar nada y de repente... Entonces sientes que has estado ahí sus últimos días y que igual una frase o una imagen tuya es de los últimos recuerdos que puede haber tenido..., te das cuenta de muchas cosas y de lo frágil que es todo".

"La universidad no es todo"

De su experiencia como voluntarias aseguran que han aprendido muchos valores humanos. "Te sensibilizas más a ayudar a la gente, a estar con ellos, a darte cuenta de que son personas que han sido alejadas y olvidadas de la sociedad y poder estar apoyándoles, dándoles apoyo moral y compartiendo con ellos sus cosas, pues... te llega, te das cuenta de que todo lo que hay en la vida no es la universidad, porque cuando estás tan centrada en ti a veces olvidas que hay algo en el exterior, pero de esta manera evolucionamos, nos ayuda a madurar y a conectarnos más con el mundo exterior y vemos que hay más problemas que los que hay normalmente en nuestras vidas".

Pilar destaca lo fácil que es cogerle cariño a alguien a pesar de no tener confianza con esa persona ni conocerla de nada, "me quedo sobre todo con eso".

Son conscientes de que su gesto personal -"esa cosa tan pequeña", como la definen-puede hacer mucho por esas personas mayores y solas, que son la mayoría. "Esto les ayuda mucho y es un pequeño pasito para que no se vayan al cielo sintiendo como que no ha pasado nada aquí, que se vayan diciendo: 'me quieren'".

"Lo que obtenemos aquí es muchísimo"

"El mayor regalo es la sonrisa que pueden llegar a darnos y que nosotros podemos recibir, y esa sensación de que se quedan llenos cuando nos vamos, y nosotros también, porque es mutuo". Pilar González, Laura Pividal, Lucía Gregori, Jenny González, Mercedes Soriano, Cristina Sapiña y Francesco Aimo acompañan a los pacientes sin familia del hospital La Fe. De sus visitas semanales no reciben créditos ni mejoran la nota. Lo suyo es amor al prójimo, "pero es que -señalan- lo que obtenemos aquí es muchísimo, más de lo que nosotros damos, te construye como persona, te da una personalidad muy fuerte porque después de ver esto hay pocas cosas que te echen para atrás, te das cuenta de lo que es importante y lo que no lo es tanto y ya no te ahogas en un vaso de agua". p. g. b. valencia