Vicente Ebri Martínez (Valencia, 1951) lleva los genes de mercader en la sangre. El mismo recuerda que nació «al lado del mercado de Colón». Hijo y nieto de comerciantes de cereales, una saga que ya va por su cuarta generación al seguir su hijo Sento con la tradición familiar, Ebri acaba de ser reelegido por unanimidad prior y cónsul mayor del Consulado de la Lonja de Valencia. Este tribunal de arbitraje comercial, heredero del Consolat de Mar del siglo XIII, sigue funcionando aunque ya no se reuna en el edificio gótico.

¿Cómo han cambiado las transacciones comerciales que se hacían en la Lonja de Valencia a las que se hacen ahora?

Hace casi medio siglo, las comunicaciones en España no tenían la calidad de ahora. Yo me acuerdo como mi padre tenía que pedir conferencia telefónica con los principales pueblos trigueros españoles y le decían que había una hora de demora... Hoy resulta que con el ordenado portátil y una conexión a internet puedes hacer transacciones desde cualquier lugar con el rincón más alejado del mundo. Pero la Lonja de Valencia sigue viva, lo que pasa es que antes se iba en carro y ahora comerciamos por internet. Por ejemplo, como en la antigüedad, la harina del pan que comemos todos los días en Valencia se sigue comercializando con contratos del Consulado de la Lonja.

Forma parte de una familia de comerciantes de cereales que ya va por la cuarta generación, ¿Qué recuerdos de infancia tiene de la Lonja de Valencia?

Cuando todavía iba con pantalón corto, o sea que era muy jovencito, los días que no había colegio acompañaba a mi padre a la Lonja. Recuerdo ver todo el salón lleno. Era muy vistoso y colorido ver todas las mesas repletas de muestras de salvado, garbanzos, etc. Al principio no comprendía nada, ese deambular de una mesa a otra... En fin, vendías el paño que era lo que tenías que hacer.

¿Cuáles son las funciones del Consulado de la Lonja?

Eso no ha cambiado, nuestras funciones siguen siendo las mismas. Somos un tribunal de arbitraje compuesto por gremios, y todos los gremios tienen sus contratos , que marcan las pautas y las normas de contratación entre compradores y vendedores. Y nos sujetamos a estos contratos de lonja.

¿Cuándo dejó la Lonja de ser un lugar de contratación?

Posiblemente, la presencia física se haya perdido desde el año 1994. Hasta esa época, la asistencia era semanal, todos los viernes. Desde entonces, las contrataciones pasaron a realizarse primero por teléfono y ahora por internet.

¿Pero, continúa conservando su peso comercial?

Sí, sí, por supuesto. Nosotros, como Consulado de la Lonja de Valencia, seguimos activos y en plena vigencia. Incluso hay otras lonjas en España que nos han tomado como ejemplo, tanto en nuestros patrones de contratos como en nuestro tribunal de arbitraje. Los contratos nuestros están vigentes y todos los años resolvemos arbitrajes por diferencias de calidad o de precios. No tiene nada que ver que no haya presencia física, la vigencia es total.

¿En que asuntos suele mediar más el Consulado de la Lonja?

Recuerdo que uno de los últimos ha sido un contrato de café donde hubo una discrepancia entre el comprador y el vendedor sobre la moneda de la operación, el dólar y el euro, y sobre las fechas de fijación del contrato. En fin, un tema muy técnico donde intervienen los peritos y técnicos de la lonja.

Precisamente, en el comercio del café, la Lonja de Valencia es un referente en nuestro país.

Hasta el año 80 del pasado siglo el café era comercio de Estado en España. Al liberalizarse este mercado nos encontramos que en nuestro país no había reglas de juego como en Francia o en Reino Unido, porque antiguamente era sota, caballo y rey. Había solo café popular, corriente y superior, y nada más. Entonces, en el Consulado de la Lonja de Valencia, al tener otros gremios con contratos habilitados y legales en arbitraje, se fundó el gremio del café en España y todo el café que se comercializa hoy en día en nuestro país se hace con contratos de la Lonja de Valencia.

Su padre, Gonzalo Ebri, también fue prior y cónsul mayor ¿Es una tradición familiar representar a la Lonja de Valencia?

Más que una tradición, yo diría que es un amor que mi padre me inculcó. Desde bien jovencito me puso a su lado, y prendió en mi la ilusión por la cultura y la tradición, y por una cosa valenciana tan grande como la Lonja de Valencia.

¿Y el Consulado prepara alguna actividad en la Lonja?

Ahora hemos solicitado un encuentro de lonjas de Europa en Valencia, lo que pasa es que las fechas ya están dadas hasta 2015. Pero estamos luchando porque en 2018 o 2019 ese encuentro se haga aquí, y recibir en la Lonja a 2.500 operadores europeos que mueven cientos de millones de euros en transacciones y de toneladas de materias primas. Nuestra intención es que la Lonja siempre esté viva.