Un repunte de las temperaturas máximas, que en el entorno de la ciudad de Valencia alcanzaron los 20 grados centígrados, y la ausencia casi absoluta de viento provocaron ayer la eclosión de millones de «tarantellas» en el entorno de la Albufera.

Por segunda vez en menos de un mes, la explosión anual de estos pequeños mosquitos se ha adelantado al mes de abril, cuando la súbita transformación de las larvas es más habitual. La anterior invasión de estos insectos se produjo en fecha tan temprana como el 20 de diciembre.

El anticipo en el nacimiento de los mosquitos podría tener incidencia en el ciclo vital de algunas aves del parque natural de la Albufera para la que las «tarantellas» constituyen una importante fuente de proteínas en primavera, poco antes de la puesta.

La «tarantella» es un díptero de la familia Chironomidae de aspecto similar a los mosquitos, aunque de menor tamaño, que no pica.

Las larvas de esta especie viven en el agua, donde constituyen el alimento de peces y otros organismos acuáticos. Sin embargo, respondiendo a un estimulo basado en la temperatura ambiente, se produce una eclosión masiva que lleva a los adultos a arremolinarse en grandes nubes en el entorno del lago y a introducirse en viviendas, vehículos y hasta en la boca al respirar.