Solares abandonados, grupos de viviendas en ruinas, "jorobas" que impiden caminar por las aceras, basura en el entorno del mercado, casas ocupadas, parques degradados... Todo eso es lo que puede encontrarse en las inmediaciones de la calle Sagunto, en pleno distrito de Zaidía, "justo enfrente de las Torres de Serranos, donde el Ayuntamiento de Valencia invierte 11 millones de euros en el nuevo Pont de Fusta". Quienes lo han denunciado han sido los dirigentes de la Asociación de Vecinos de Zaidía, que lamentan que un barrio "histórico" sufra tal degradación, motivada en gran parte, aseguran, por la inactividad del Gobierno municipal.

En un recorrido por apenas tres o cuatro manzanas del entorno de las calles Ruaya, Oriola y Sagunto, el presidente y el tesorero de la asociación, Gregorio Sebastián y Felipe García, señalan, por ejemplo, la manzana de viviendas de la calle Pepita. Es casi un manzana entera que lleva años abandonada y que tras pasar por varias ocupaciones ilegales se ha convertido en un foco de ratas y basura. Sebastián asegura que es propiedad del Banco de Valencia y que está siendo derribada, pero los trabajos "han vuelto a paralizarse y el problema no se resuelve".

"Vergonzoso" es también el entorno del mercado municipal San Pedro Nolasco, en el que hay contenedores desbordados, un solar lleno de basura y viviendas ocupadas, malos compañeros todos ellos de una galería de alimentación, recuerdan los vecinos.

Una larga lista

Y siguiendo con la lista muestran una "joroba" de la calle Sagunto que ha tenido que ser acordonada porque está hundida y no deja pasar a la gente por la acera; el conocido solar en el que se iba a construir el frustrado aparcamiento de la calle Ruaya; un grupo de viviendas de nueva construcción que ha sido paralizado en la calle Oriola y cuyas vallas cortan la acera; el parque dedicado a Nino Bravo, que se utiliza para hacer botellón y meter a los perros, extremos ambos prohibidos; o un grupo de viviendas situadas en un chaflán de la calle Sagunto que han sido ocupadas y se han convertido en un nuevo foco de degradación.

Para Gregorio Sebastián, esta situación es "insostenible" y debe ser resuelta por el Ayuntamiento, al que le recuerdan que para solucionar la mayoría de los problemas no hace falta dinero, sino "iniciativa política para forzar a los propietarios a hacer las cosas bien o actuar de oficio".