Un juego de recortables en papel de algunas de las fachadas más singulares del Cabanyal, que los niños pueden reinventar a partir de la estructura de bloques o manzanas de casas que conforman la trama urbana de este barrio marinero, y una baraja de cartas con imágenes de los edificios más emblemáticos del antiguo enclave de pescadores. Estas son las bazas con las que «Cabanyal Archivo Vivo» quiere difundir entre los escolares de 6 a 12 años el patrimonio arquitectónico y cultural amenazado por la prolongación de la avenida Blasco Ibáñez hasta el mar que impulsa el Ayuntamiento de Valencia.

Este proyecto pedagógico para llevar a las aulas la resistencia ciudadana contra los planes urbanísticos municipales no está exento de polémica al estar sufragado por el anterior Ministerio de Cultura socialista en una de las últimas decisiones de la ministra Ángeles González-Sinde antes del traspaso de poderes. Cabe recordar que González-Sinde, al firmar en noviembre de 2009 la orden que declaraba expolio el plan del Cabanyal y paralizaba los derribos protagonizó una batalla política y judicial con el consistorio del Cap i Casal y la Generalitat que aún se dirime en el Tribunal Constitucional.

Así pues, «Cabanyal Archivo Vivo», el proyecto creado por la asociación cultural La Esfera Azul con el patrocinio del Ministerio de Cultura de la pasada legislatura, a través de su iniciativa «Aprendiendo del Cabanyal» acaba de editar un millar de lotes de la baraja y los recortables que ofrece de forma gratuita a colegios, profesores y Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (AMPA). «Queremos que los niños conozcan el patrimonio de la ciudad en la que viven, de ahí nuestra intención de ponerlo a dispoción no sólo de las escuelas del barrio, sino también a las del resto de Valencia y de fuera de ella», apunta Bia Santos, coordinadora del proyecto junto a Emilio Martínez.

Lotes para colegios

La doctora en Bellas Artes Silvia Molinero Domingo, la creadora de la baraja y el recortable del Cabanyal junto al estudio de arquitectura Mixuro, explica que todo este proyecto está a dispoción de aquellos que tengan interés en desarrollar los juegos dentro del aula. «Se ha preparado una bolsa por aula, que contiene siete hojas de las tres láminas del recortable —la base, el rectángulo de la manzana y las fachadas—, dos barajas y dos cajas para guardar las cartas», apunta.

«La propuesta es que en grupos de cuatro alumnos se pueda jugar, mientras se descubre el patrimonio del Cabanyal, pues sólo se ama aquello que se conoce», destaca Molinero.

Los lotes se pueden solicitar por correo electrónico (archivocabanyal@gmail.com) y se repartirán, añade, «hasta agotar existencias». En previsión de que la tirada se quede corta, «también se ha adaptado a tamaño A4, para el que lo desee, esté donde esté, pueda descargarlo de internet (www.cabanyalarchivovivo.es) imprimírselo y hacerlo en casa».

Cada partida de la Baraja del Cabanyal, prosigue Molinero, «representa una manera de aprender las características que definen las viviendas de este singular barrio». El objetivo de esta propuesta lúdica y educativ es, recalca, «pasar un buen rato fomentando el interés histórico de las casas del Cabanyal a la vez que se dan algunos datos de las principales construcciones, como por ejemplo el año de edificación, número de alturas, sus metros cuadrados o la distancia a la que se encuentran del mar».

La baraja consta de 32 cartas y la partida la gana quien consigue el mayor número de ellas. Para jugar hay que distribuirlas todas entre los jugadores, que las deben colorar en un montón boca abajo. El jugador que tiene la mano observará las características de su vivienda, escogiendo aquella que crea más oportuna y la dirá en voz alta. Quien tenga el valor mayor entre superficie construida o número de plantas, y el menor de año de construcción o distancia al mar, escogido por el «mano», será el ganador y cogerá las cartas de esa baza . El ganador será «mano» en la siguiente jugada.

La lonja, el as de la baraja

Molinero subraya como «muy sorprendente» el ver cómo muchos de los niños que ya están jugando con esta baraja «reconocen el teatro La Estrella y se alegran cuando les toca esa carta» y también «como, tras pocas partidas, saben que ganarán la baza cuando tengan la carta número 10 que corresponde a la vieja lonja de pescadores de la calle Eugenia Viñes, el edificio más antiguo del barrio ya que fue construido en1909».

El Recortable del Cabanyal, que retoma un proyecto de 2001 de Silvia y su hermano Javier, arquitecto de Mixuro, consta de tres láminas A3. El objetivo es invitar al alumnado a construir un modelo de manzana de casas típica de este enclave. Entre las sorpresas de la fase de pruebas está el ver como algunos niños, especialmente los más pequeños, pegan una fachada encima de la otra (foto de la derecha) reinventando un barrio de casas más altas con sabor a Cabanyal.

Molinero, concluye que el barrio «ofrece numerosas características singulares que a veces, por el mero hecho de tenerlas cerca, pasan desapercibidas». «Lo que hemos querido es, a través de la mirada curiosa de los niños, conocer y aprender del Cabanyal».

Esta manera de volver a mirar el Cabanyal para el que ya lo conoce o de conocerlo para el todavía no lo ha visitado, ha traspasado las fronteras valencianas, pues según avanza su creadora, un equipo de urbanistas se ha interesado por el proyecto para adaptarlo al barrio madrileño de Chamberí. «Entienden que es un ejemplo de hacer urbanismo desde las aulas y una forma interesante de acercar a los niños el barrio en el que viven».