Los cerca de 700 amarres de la Marina Real Juan Carlos I están a la espera de que el Consorcio Valencia 2007 renueve a los representantes del Gobierno, ahora en manos del PP, y resuelva la posible venta de los mismos, una opción que reportaría importantes beneficios a una entidad casi paralizada y con una fuerte deuda con el Instituto de Crédito Oficial (ICO). Entre tanto, el consorcio ha congelado el precio de los alquileres para este año, buscando de esta forma superar la ocupación del 60% que tiene en la actualidad.

Fue el pasado mes de julio cuando el Consejo de Ministros aprobó la renovación del consorcio para quitar de la vicepresidencia a la anterior ministra de Economía, Elena Salgado, y colocar en su puesto al secretario de Estado de Cooperación Territorial, Gaspar Zarrías. La idea era desbloquear la entidad y revitalizar la dársena, de cuya explotación depende el pago de los 400 millones del crédito ICO con el que se levantaron todas las infraestructuras de la Copa del América.

El problema surgió al celebrarse nuevas elecciones en noviembre y producirse un cambio en el Gobierno central, lo que obliga a poner al ralentí de nuevo el consorcio para cambiar por segunda vez en pocos meses a la representación de la administración central, hecho que aún no se ha producido.

Prioridad del Consorcio

Cuando eso ocurra una de sus primeras misiones será decidir sobre los cerca de 700 amarres de la Marina Real Juan Carlos 1, que en la actualidad sólo pueden alquilarse y que en el futuro, si así se aprueba, podrían venderse (posiblemente en concesión a 30 años) y hacer caja.

En la actualidad, el consorcio tiene alquilados un 60% de los amarres, una cifra muy superior a la que quedó tras la Copa del América, que apenas era del 20%; similar a la del año pasado y todavía inferior a su nivel óptimo. De ahí que para este año y a la espera de una resolución posterior, se hayan congelado las tarifas, que ya eran bajas y habían merecido duras críticas de los clubs náuticos de la Comunitat Valenciana por considerarlas competencia desleal de la mano, precisamente, de las administraciones públicas.

Para este año, como el pasado, el precio de los amarres oscilará entre los 7,5 euros diarios para los barcos de 8 metros de eslora y los 485 euros diarios para los yates de 80 metros. También se mantienen los precios para la Fórmula 1, periodo de temporada alta, con precios que van de los 350 a los 27.000 euros por seis días y cinco noches de estancia en el epicentro del Valencia Street Circuit.

Si el nuevo consorcio decidiera su venta, los ingresos por este concepto aumentarían vertiginosamente, pues los primeros estudios indican que los amarres podrían enajenarse desde 6.000 euros. Existe la sensación, además, de que su puesta en el mercado no resultará complicada. Valencia podría convertirse en el puerto de Madrid, pues es el más cercano a la capital de España y las comunicaciones han mejorado sensiblemente con el Tren de Alta Velocidad. Ahora, los madrileños aficionados a la náutica suelen ponerse como base los puertos de Alicante, Andalucía y Baleares.

Hay que tener en cuenta que la Marina Real es un puerto de invierno en el que los yates quedan amarrados a la espera de la temporada estival. De hecho, se da la paradoja de que en julio y agosto hay menos barcos en la dársena que en los meses de invierno.

Ahora mismo, la marina (los dos campos de la entrada del canal y la "T" central de grandes yates) suman más de 400 barcos, de los cuales 42 están en esa "T" central. Hay, por ejemplo, un yate de 63 metros, dos de 40, uno de 50 y otro de 45 metros. Los otros cerca de 300 amarres esperan inquilino o una venta. Eso es lo que está por decidir.