Este año que circula la pandemia de los implantes de prótesis mamarias defectuosas adquiere especial significado la fiesta de Santa Ágata (5 de febrero, mañana), tradicional protectora contra el mal de pechos de mujer y cuya imagen es venerada en la ermita de Santa Llucia de Valencia, donde tiene altar y culto, aunque no cofradía, función que realiza, subsidiariamente, la de la titular del histórico ermitorio. Tampoco tiene procesión, ni rituales al uso, lo que no impide que a lo largo de todo el día, la cola de mujeres ante la santa no cese, dada la fama que tiene de otorgar favores a las mujeres que se lo demandan y tienen problemas en sus pechos, ya se sabe aquello de «coses de dones».

Siciliana la santa, de Catania, devota a su vez de Santa Lucía, enterrada en Siracusa, murió mártir por negarse a casarse con un senador romano, alegando que lo que ella quería era casarse con Cristo. El senador, prototipo de la violencia machista, mandó cortarle los pechos, de donde los imagineros la han representado siempre con una bandeja o copa portando ambos en una mano y en la otra la palma martirial.

Tal vez, por ser ambas de Sicilia, y en el período en el que perteneció a la Corona de Aragón, llegó la devoción a ambas a Valencia, estableciéndose en su «llaor» capilla y culto, con fuerte tirón entre las mujeres. Una para la salud de la vista y la otra para la de los pechos. Se cuenta que cuando nació Santa Águeda, en valenciano Ágata, el Etna, volcán que rige la isla siciliana, bramó en lava y rocas de fuego. Consideraron aquello un aviso del natalicio de una santa y acabaron proclamándola patrona de Catania y de Sicilia, cuando ya fallecida en fama de santidad, en otra fortísima erupción, se aclamaron los lugareños a Santa Águeda, a cuya impetración creen se paró a tiempo las riadas de lava, sin que produjeran desgracias humanas. De ahí que se le tenga también por protectora contra incendios, terremotos y hasta de difíciles, materia en que le hace competencia al beato Gaspar Bono, quien en su capilla casa natal de la calle Cañete también recibe numerosas visitas preocupadas por su embarazo, al ser este santo muy aclamado en los partos difíciles, al decir de la gente.

Aunque ese día son cientos y cientos las mujeres que acuden con flores, velas y limosnas a pedir o a agradecer a Santa Águeda por sus problemas de pecho, el río de gente no cesa a lo largo del año.