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No corren buenos tiempos para los artistas falleros y peores que se aventuran los futuros. Por eso, los hay que han empezado a convertir sus talleres en pequeñas empresas con diversificación de trabajo. Tampoco sirve especialmente el sector de la decoración, habitualmente otra fuente de ingresos, porque éste tampoco está boyante. Así que los profesionales del corcho y la madera han de ponerle algo de imaginación.

Una de las últimas alternativas procede de un taller de Massalavés. Allí hace sus fallas el artista Julio Fabra. Aunque sólo en Valencia ya planta seis fallas, ha creado una línea de negocio basado en explotar las habilidades artísticas. "Me di cuenta que va a ser necesario completar los ingresos y la única forma es abrir otros negocios que estén relacionados con las fiestas". Así, los remates y ninots se convierten en figuras decorativas, tanto como regalos de falleros de honor como de piezas artesanales. "Las hacemos a mano". Pero hay más. El artista fallero no tiene empacho en crear regalos de fallero de honor que poco o nada tienen que ver con el arte: botellas de vino tuneadas con alguna imagen de la falla y cestas con productos alimenticios de alta gama. "Hace unos años no nos habríamos planteado hacer algo así, pero si no nos movemos, con eso nos quedaremos. A mi, por ejemplo, la idea de los estuches de vino me han salvado un mes". Hay que echarle imaginación. "Ahora, para hacer estas figuras, hasta mi mujer ayuda elaborando adornos.

El año 2012 se presenta lleno de incertidumbre para los artesanos, sobre todo si desaparecen las subvenciones o se reducen sensiblemente. "Lo vamos a pasar mal seguro. Casi se están subastando las fallas. Por eso es necesario que busquemos más salidas".