El elevado coste que ha alcanzado sobre el papel el diseño del acceso norte al Puerto de Valencia obliga a la Conselleria de Infraestructuras a «buscar otra solución» para ejecutarlo, según admiten a Levante-EMV fuentes del departamento que dirige Isabel Bonig. Los diversos estudios realizados hasta la fecha por Infraestructuras calculan en mil millones de euros el capital necesario para construir este nuevo acceso viario a la zona portuaria de Valencia. Una cifra astronómica que, dada la situación actual de crisis económica, impide a la Generalitat abordar en solitario la ejecución de esta infraestructura, muy demandada por los empresarios y la autoridad portuaria.

De ahí que la Generalitat se haya decidido a abrir una mesa de diálogo a cuatro bandas entre los participantes del consorcio creado en 2005, precisamente para definir el proyecto y la financiación de esta infraestructura. «Será una mesa en la que no pueden faltar el Ministerio de Fomento, porque se trata del acceso por carretera a un puerto de interés general», explica Vicente Dómine, director general de Obras Públicas, Proyectos Urbanos y Vivienda.

La responsabilidad última sobre el acceso norte al puerto recae desde 2005 en la Generalitat. Aquel año la Conselleria de Infraestructuras y Fomento decidieron incluir el acceso norte en el I Protocolo de Carreteras con cargo a las cuentas públicas autonómicas. Entonces se decidió que la entrada por el norte al puerto para camiones se construyera mediante la fórmula de la concesión: las empresas construirían la nueva infraestructura y, a cambio, cobrarían un peaje. El consorcio a cuatro bandas creado entonces (Ministerio de Fomento, autoridad portuaria, Generalitat y Ayuntamiento de Valencia) previsto para el proyecto se veía como una garantía para lograr una parte de los fondos públicos necesarios para suavizar las tarifas del peaje en el futuro acceso.

Presupuesto cuadruplicado

Pero en apenas cuatro años, el acceso norte en túnel al puerto de Valencia casi triplicó su presupuesto. De los 250 millones calculados en 2005, se pasó a los 500 millones en 2008, debido a la entrada en vigor de la nueva directiva europea de seguridad en túneles que incrementó las medidas y disparó los costes (como sucedió con el túnel de la V-21 en la avenida de Catalunya). Durante todos estos año se han barajado hasta 8 alternativas de diseño distintas, se han incluido todos los accesos que demandaba el Ayuntamiento de Valencia para que «también se beneficiara la ciudad», y se han elaborado fórmulas de concesión para poder ejecutar la nueva infraestructura que evite a los camiones el rodeo por la circunvalación de Valencia para entrar al puerto por el sur. Todos los añadidos y mejoras no han hecho más que aumentar el coste del acceso norte al puerto de Valencia hasta los mil millones de euros. Una cifra imposible de asumir, en la situación de crisis actual, aunque las cuatro administraciones lleguen a aunar sus esfuerzos.

También debía pagar parte del circuito de la Fórmula 1

Parte del milagro del «gasto neutro» del circuito de Fórmula 1, según se dijo en 2007, era derivar la financiación del nuevo vial con cargo del PAI del Grao y del acceso norte al puerto. La infraestructura viaria por la que discurre el circuito ha costado unos 85 millones de euros (sin contar el traslado del puente levadizo a la bocana para convertirlo en giratorio o el canon anual) que hasta ahora ha tenido que asumir el Ente Gestor de Transportes y Puertos (GTP).

La primera fase del circuito debían pagarla los promotores del futuro PAI del Grao, por el que discurre un tramo del trazado, como una carga urbanística más. Esta aportación no cubría el total del gasto, que sólo en el sector del Grao se calculó en 57 millones de euros hace cinco años.

La segunda fase del circuito, con un presupuesto de 12 millones, discurre íntegramente por suelo portuario, especialmente la dársena interior. De ahí que la Conselleria de Infraestructuras decidiera cargar a la concesionaria constructora del acceso norte al Puerto las cargas urbanísticas de esta parte del circuito, si algún día se llegaba a construir la fase en túnel. Porque la primera fase del tramo en superficie ya se abrió al tráfico el año pasado, a escasos días de las elecciones. El nuevo vial de salida de Valencia tiene una longitud total de 4,2 kilómetros, desde la calle Ingeniero Fausto Elio hasta la V-21 en término de Meliana. Aún faltan por iniciar las obras de los dos carriles de entrada hasta Valencia que tiene una ejecución más complicada ya que ha de atravesar la V-21, por debajo. Toda la actuación tiene un presupuesto de 13,7 millones de euros (que ejecutan Acciona y Enrique Ortiz) y debía estar acabado en 2012. l. b. valecia