La Cofradía y fiestas a la Virgen del Carmen en Valencia remonta sus orígenes a tiempos muy lejanos. La primera noticia que se tiene de los Carmelitas en la ciudad es de 1280. El rey Pedro I de Valencia autorizó a estos religiosos a adquirir casas y tierras en las afueras de las murallas árabes de la ciudad.

El rey Alfonso I les dio nuevo permiso para adquirir más tierras y casas que necesitaba para sus actividades, entre ellas el funcionamiento de una fábrica. Con el tiempo Levantaron una Iglesia y colocaron de inmediato una imagen de la Virgen del Carmen en el altar mayor y otra en una capilla especial para ella.

Conservaba la comunidad en el templo y convento –que hoy es Museo del Carmen— una reliquia que era —decía una piadosa tradición— un zapato de la Virgen, que antes estuvo en el convento Carmelita de Onda, donado en desagravio a los religiosos en el siglo XV por un noble, Luis Muñoz, señor de Ayódar, tras un lance amoroso que tuvo con una cortesana. El Marqués de Cruilles describe el zapato diciendo que era «de forma puntiaguda al uso antiguo: suelo y pieza de un mismo cuero, como de cordobán negro, y una rosa en la punta».

Las fiestas a la Virgen del Carmen en Valencia no se quedaron sólo en la barriada de Roteros. Los Carmelitas llevaron pronto la devoción al mar, a Vilanova del Grao, al Puerto, donde en los últimos años, tras varios decaimientos, se celebra con esplendor la fiesta carmelitana.

Documentado está que en el siglo XVIII la Virgen del Carmen tenía Capilla propia y Cofradía en la Iglesia de Santa María del Mar, situada frente al Puerto de Valencia. De 1823 hay un panel cerámico con la imagen de Nuestra Señora del Carmelo así lo acredita. Con la guerra civil 36-39 se desbarató y desaparecieron muchas costumbres y tradiciones religiosas.

En 1947, comenzó a revivir la devoción y la Cofradía del Carmen en el Grao. Los artistas Vicente Salvador y Carlos Román esculpieron la imagen que ahora se venera en el lugar. La Cofradía se reorganizó. Como pudo sacó la imagen de la Virgen en procesión, primero por las calles y luego hasta el Puerto, donde era subida a bordo de algún barco. Pronto se unieron embarcaciones pesqueras, deportivas y de la Armada, todas engalanadas con banderas y gallardetes haciendo sonar sus sirenas.

En 1962, se ideó que la Virgen protectora de las gentes del mar estuviese permanentemente en aguas del Puerto de Valencia. Submarinistas llevaron hasta la zona del Faro una imagen de la Virgen del Carmen y la depositaron en el fondo del mar.

La fiesta, con el tardofranquismo, fue declinando. Dejó de celebrarse la procesión por aguas del Puerto durante bastantes años. Fue la Comandancia Militar de Marina de Valencia la que a finales de los años 80 se empeñó en que la Patrona de la Armada tuviera su fiesta como en todos los puertos españoles, con procesión de la imagen por la mar. Y lo consiguió.