Las obras de apertura de la denominada avenida de Portugal, en el barrio de Marxalenes, han dado al traste de forma callada con el Huerto de la Estrella, un histórico y recoleto jardín que sobrevivió al urbanismo desarrollista del franquismo pero no a los planes de reurbanización del actual plan general de ordenación urbana. El catálogo del citado plan protege los árboles centenarios del huerto, una protección que entra en contradicción con el planeamiento en sí que prevé su demolición parcial para la apertura de la avenida de Portugal.

Tras llegar a un acuerdo de permuta con la congregación religiosa propietaria del huerto, el ayuntamiento ha incluido la eliminación de este "tapón urbanístico" entre las obras del plan Confianza. Las máquinas ya han empezado a trabajar en el interior del jardín, del que han desaparecido buena parte de los árboles.

El arquitecto Miguel del Rey, defensor de los valores históricos y naturales del jardín, hizo un llamamiento a la integración de este bien patrimonial en la trama urbana. La entidad cívica Cercle Obert ha solicitado sin éxito la paralización de las obras y asegura que la pretendida avenida es una obra innecesaria porque existen conexiones alternativas.

La concejala socialista Isabel Dolz también solicitó sin éxito que el proyecto de la avenida, que tras años aparcado se reactivó en 2007, fuera sustituido por el de una calle de tipo "salón", sólo para peatones y con bancos para disfrutar del jardín.

Tampoco tuvieron éxito los 300 vecinos que apoyaron el plan alternativo del PSPV, cuyo coste ascendía a 50.000 euros frente a los 800.000 que costará la conexión de la avenida Portugal con la avenida Burjassot. Al final el coche ha podido más que el jardín.

La Concejalía de Urbanismo se comprometió en su día a trasladar los árboles a otro punto de la ciudad; sin embargo, no hay noticias de que esto haya ocurrido. El traslado de árboles es cuestionado por muchos especialistas por las escasas posibilidad de supervivencia que se han constatado.

Antes de pasar a manos de la congregación religiosa de las Hermanas Mantellate, que lo convirtieron en colegio privado, el huerto de la Estrella fue residencia de los políticos valencianos Faustí Barberá i Martí y Luís Lluch Garín.

La puerta principal del huerto, ubicado a pocos metros del desaparecido convento de la Esperanza, estaba encarada al norte y hasta hace poco se conservaba la rotulación original en el número 80 de la calle Marxalenes, según apunta Cercle Obert citando al historiador Juan Viñals Cebrià.

Dentro de las obras de apertura de la avenida Portugal se incluye el acondicionamiento del colegio de las hermanas Mantellate, que ha recuperado en la parte delantera el terreno que pierde con la desaparición del huerto en virtud a la permuta con el Ayuntamiento de Valencia.