El Ayuntamiento de Valencia ha empezado a cerrar el grifo de las aportaciones económicas a las seis comunidades de regantes del Turia en compensación por la utilización como alcantarillas de la red de acequias que discurren bajo la ciudad y que están prácticamente en desuso por la desaparición de la huerta.

La junta de gobierno local aprobó el pasado 31 de julio un recorte del 20 % en la aportación de este año a los regantes de las acequias de Favara, Rovella, Rascanya, Tormos, Mislata y Mestalla en concepto de canon por el uso de el entramado de acequias urbanas como sistema auxiliar de evacuación de aguas pluviales.

En 2011 ya se aplicó una rebaja del 6,7 %. La aportación pasó entonces de 668.229 euros a 623.100 euros. Los regantes aceptaron sin grandes reparos. Este año, sin embargo, el tijeretazo ha sido mayor, de casi el 20 %, lo que sumado al recorte de 2011 supone una disminución del 26 %. La aportación este año ha pasado de 623.100 euros a 500.000 y, ahora sí, los regantes han hecho llegar su disconformidad al consistorio. Aducen que el ayuntamiento ha recaudado 300.000 euros por el 50 % de los aprovechamientos urbanísticos de acequias extinguidas y han lanzado una contrapropuesta para cobrar el 70 % de la aportación este año y el 30 % restante en 2013.

Los servicios fiscales del ayuntamiento han rechazado la contrapropuesta de los regantes y el equipo de gobierno ha aprobado la aportación de medio millón de euros alegando que «la administración pública está obligada a hacer recortes».

Convenios desde 1985

Los convenios suscritos con las comunidades de regantes se remontan a 1985. Sólo en el periodo de 2001 a 2005 reportaron a los regantes unos ingresos de 1,1 millones de euros. En 2006, el entonces concejal del Ciclo del Agua, Ramón Isidro Sanchis, renovó el convenio con las comunidades garantizando a los regantes unos ingresos de 25 millones de euros hasta 2031. Una cantidad importante para unas entidades que cada vez tienen menos comuneros que las sostengan.

El convenio fue criticado por «lesivo» para la hacienda pública por el PSPV. El PP lo defendió argumentando que de este modo se adquirían las acequias —extremo que no consta en los convenios pues la propiedad la mantienen los regantes— y se ahorraba la inversión en nuevas conducciones de saneamiento.

La crisis económica y las restricciones al gasto que el concejal de Hacienda Silvestre Senent ha impuesto a las delegaciones para cumplir la ley de Estabilidad Presupuestaria y hacer frente al pago a los bancos ha podido más que la necesidad de mantener las buenas relaciones con los regantes, que ayer no quisieron hacer declaraciones a este diario.

La presencia de acequias y canales de riego por toda la ciudad y su aparición en muchas obras han sido foco de conflicto entre regantes y ayuntamiento. Las acequias pueden ser foco de humedad y suciedad y propiciar la proliferación de insectos y roedores. Además, su mal estado en algunos puntos ha provocado socavones en la vía pública.

LAS CLAVESEn uso dos de las seis acequias. El diagnóstico del Plan de Acción de la Huerta

Según el diagnóstico del Plan de Acción de la Huerta (PAT) que la Generalitat presentó en 2008, solo dos de las seis acequias de Valencia bajo la jurisdicción del Tribunal de las Aguas están en buen estado, son las de Tormos —que riega las huertas de Benifaraig y Borbotó— y Mislata. Las de Mestalla y Rovella están prácticamente perdidas, mientras que necesitan mejoras las de Favara y Rascanya —que lleva el agua a la valiosa huerta de Alboraia.

Las comunidades de regantes. Estructura y dietas

La estructura orgánica de las seis comunidades de regantes del Tribunal de las Aguas es sencilla. La forman el presidente, la junta de gobierno —integrada por unos doce síndicos, que pueden cobrar dietas— y un secretario, que si es un profesional, normalmente abogado, que sí tiene asignado un sueldo.