Dicen los que saben que el secreto de escanciar bien una sidra es no mirar ni a la botella ni al vaso. Así lo hizo ayer Mavi Vidal, vicepresidente de la Casa de Asturias en Valencia, que ganó el concurso de escanciadores que ayer organizó la entidad en el cauce del río Turia y que fue la previa perfecta para lo que se consiguió después: el récord Guinness de escanciadores de sidra fuera de Asturias. Decenas de personas repartieron «culines» de sidra a los asistentes a un evento sobre el que, a terminar, se hacían bromas sobre habría conseguido congregar a más gente que los celebrados en Gijón u Oviedo.

Lo cierto es que cientos de personas pasaron ayer por el cauce del río donde, junto al puente de las Flores, la Casa de Asturias celebró el día de Asturias. Vidal explicó que aunque la jornada en el Principado se celebra el 8 de agosto, las distintas casas regionales de la C. Valenciana la celebran el tercer sábado de cada mes.

Los actos comenzaron ayer con un acto de homenaje a Laviana, el municipio asturiano al que en esta ocasión se dedicó la fiesta. Después actuaron los gaiteros, y al medio día se repartió fabada: Para la tarde quedó el plato fuerte: el concurso de escanciadores de sidra y el intento de récord Guinness.

Los escanciadores estaban muy coordinados. Algunos eran simplemente niños que se dejan llevar por una tradición que, según Vidal, «está desapareciendo». El vicepresidente de la Casa de Asturias explicó que para escanciar bien una sidra «las manos tienen que estar en una posición determinada: la que coge la botella tiene que tener el meñique en la base y la otra tiene que agarrar el baso con toda la palma». Una vez conseguida la correcta colocación de las manos, llega lo más difícil: estirar el brazo de la botella y dejar caer la sidra desde una altura elevada. «La botella tiene que estar lejos del vaso», indicó Vidal, que comentó que esta bebida «pasa mucho tiempo reposada», por lo que para que tenga todo el sabor hace falta «romperla», es decir, dejarla caer con fuerza. «Sólo así sabe como tiene que saber», destacó. Luego, hay que tirar un poco al suelo para limpiar el vaso y compartirlo con los demás.

«Nos sentimos bien acogidos»

Vidal asegura que valencianos y asturianos tienen muchas cosas en común, como el carácter o la lengua. «Aquí nos sentimos muy queridos, somos un pueblo emigrante y aquí estamos como en casa», explicó. Eso sí, hay añoranza de su «terruca», la Asturias que queda a demasiados kilómetros de distancia.