­Tras pasar juntos 50 años las parejas que ayer celebraban sus bodas de oro, en un acto organizado por el ayuntamiento, aseguraban que pasarían juntos otros 50 años más. Lo afirmaban sin dudarlo y más de uno, para no dejar lugar a dudas, le plantó a su mujer un beso en la boca que hizo reír a los presentes, que no eran pocos.

Y es que el hotel Sorolla Palace acogió ayer a 201 parejas que se casaron en 1962, en una jornada con baile a la que acudió la concejala de Bienestar Social, Ana Albert. Los protagonistas acudieron acompañados por los presidentes de los respectivos centros de mayores distribuidos por la ciudad y recibieron un detalle y un diploma por la celebración de sus bodas de oro.

La gran mayoría de las parejas, por no decir todas, se conocieron gracias a la cercanía que les proporcionaban los amigos comunes o residir en el mismo barrio, pueblo o calle. Sin embargo, pocos de los asistentes cambiarían sus vivencias de entonces por la libertad actual y sus miles de posibilidades. Todos repetirían una vida entera con la misma persona al lado. Sólo una vecina del Palmar, entre risas, aseguró «yo sí lo cambiaría, que mira cómo está», en referencia a su marido, en silla de ruedas. Tres segundos le duró el renuncio, antes de besarlo y asegurar que no lo cambiaría «por nada del mundo».

La clave para mantener vivo el amor durante 50 años parece sencilla: «Comprensión y paciencia, apretar y aflojar», aseguraba Carmen Ferrer, mientras su marido Juan Soler, levantinista de pro, gritaba a los cuatro vientos la suerte que tuvo al «elegir» a su mujer de entre todas las de su pueblo. Se conocieron con 16 y 18 años. Hoy tienen 77 y 79.

«Le dije que la quería antes de irme a la mili»

José Gómez pensó que, si se iba al servicio militar sin decirle a María Martínez lo que sentía por ella la perdería para siempre. Así que la víspera de marchar hacia los cuarteles le dijo que saliera con él. Ella aceptó sin dudarlo y ayer celebraban, por segunda vez, sus bodas de oro. Y es que la pareja ha realizado este año el viaje de novios que no pudo hacer cuando se casaron por primera vez. Por aquel entonces hicieron un paseo fugaz. Este año se han ido de crucero. m. ros valencia

«Vino de visita a la Feria de Julio y me enamoró»

Los padres de Juan Timoner y de Marta Lloret eran amigos. Así que la familia de Marta (de la Vila Joiosa) vino a visitarles en la Feria de Julio sin saber que aquellos dos jóvenes de 17 años se enamorarían casi de inmediato. «Me miró y caí rendido a sus pies», relata Juan, quien recomienda a los jóvenes de ahora que «luchen por el amor y no se rindan a la primera porque compartir 50 años con la persona que quieres es disfrutar una vida que vale la pena». m. ros valencia