­Al frente del patrimonio escultórico de la ciudad está en la actualidad Mayrén Beneyto, concejala de Cultura del Ayuntamiento de Valencia. En su opinión, se trata de un patrimonio «absolutamente magnífico», pero «nunca se ha hecho una protección» del mismo (se refiere a quitarlo o replicarlo) porque el arte es para que «todos los valencianos y quienes nos visiten puedan disfrutarlo y admirarlo».

Frente al vandalismo, por tanto, pide más «responsabilidad» de todos y, tal como se ha propuesto esta semana, aumentar las sanciones a quienes ataquen el patrimonio. Porque el resto de posibilidades no le parecen factibles. No apoya la idea de llenar la ciudad de «esculturas falsas», en referencia a las réplicas, ni lanzarse a la rehabilitación de todas las piezas dañadas. «Nos encontramos —dijo— en un momento económico muy difícil y yo no puedo tener un equipo dedicado exclusivamente a la restauración para que al día siguiente ocurra lo mismo».

Reparación y retirada

Su opción es reparar las piezas progresivamente — «me preocupa que una escultura dañada se repare de la noche a la mañana y volvamos a poner una cosa que no es la escultura», dijo— y las más valiosas, solo las más valiosas, retirarlas a los museos. «Los jardines pueden estar igual de bonitos sin estas piezas», añadió.

En concreto, anunció que las cuatro estatuas de Ponzanelli dañadas en Viveros será retiradas a algún museo de la ciudad o a alguna sala de exposiciones como las Atarazanas. A falta de decidir el emplazamiento, Mayrén Beneyto dijo que estas piezas pueden seguir estando en un jardín, pero en el jardín cerrado de un museo.