'Tro de bac' para mayores de diez años

M. Domínguez

Un nuevo contratiempo sacudió ayer al «tro de bac» y su cada vez más complicada legislación. El artificio no lo podrán utilizar los niños menores de diez años. Y la norma llegó, además, cuando docenas de fallas ya habían entregado en la sede de la Junta Central Fallera los impresos de inscripción en la macro despertà que se celebrará el día 24 de febrero organizada por la Junta Central Fallera. Al solicitar Zarzoso el permiso de fabricación se le ha atribuido una catalogación de Clase II; sólo para mayores de 10 años. Hasta ahora, la legislación se había aplicado de forma muy laxa, de tal forma que se dejaba disputar (previa autorización paterna) a los menores de ocho años. Ahora, el límite aumenta.

Ayer finalizaba la inscripción para este acto, en un proceso en el que también se entregaban solicitudes para ser «profesor» sobre el manejo de este artificio (Curso de Responsable de Grupo o CRE) en las comisiones que, durante la semana de fallas, celebren «despertaes» con este tipo de petardo.

El endurecimiento de la normativa no ha hecho descienda el interés por participar activamente en la «macrodespertà», aunque esto implique tener que acudir a los cursillos que se celebrarán en la sede fallera (los días 22 de diciembre y 12, 19 y 26 de enero). Unas clases obligadas por la normativa europea y que todos califican poco menos que como demenciales, ya que se trata de una retahíla de conocimientos durante tres horas sobre la composición química y que, tras tener incluso que pasar un examen, nada aportan a la hora de la aplicación práctica, tan sencilla como cogerlos uno a uno y estrellarlos en el suelo.

Este nuevo límite afecta también a la corte de la fallera mayor infantil, ya que la parte en dos grupos: las que pueden disparar y las que no. La JCF aún no sabe qué hacer, pero todo parece indicar que acabe por excluirlas del disparo de estos petardos y las lleve como apertura del desfile tirando inocuas «bombetas» de Clase I.

Por contra, las mayores y hasta el propio presidente Francisco Lledó, tendrán que acudir al cursillo y aprobar el examen. Se da la paradoja de que este artefacto requiere unos inusitados requisitos teóricos cuando el resto de la pirotecnia tan sólo tiene que ceñirse al manual de instrucciones que llevan sus cajas. Y esto incluye el sustitutivo empleado por muchas comisiones, el no menos tradicional «masclet», más peligroso en su manejo inadecuado.

Las comisione disponían de un máximo de cuatro invitaciones a participar en la «macrodespertà», lo que significa algo más de 1500 personas, a los que hay que añadir los miembros de la Junta Central Fallera. Sin embargo, es sabido y conocido que a este acto acuden bastantes más personas, que lo hacen con sus propios petardos, adquiridos en algunos comercios que todavía disponen de existencias.

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