Viaje a la tranquilidad de los rituales nipones

Decenas de valencianos se convierten en «turistas» en su propia ciudad al presenciar una celebración muy habitual en el país nipón, donde se desarrolla desde el siglo XVI

Un instante de la ceremonia del té celebrada ayer en el Palau de la Música.

Un instante de la ceremonia del té celebrada ayer en el Palau de la Música. / marga ferrer

Álex Serrano valencia

Cuando los turistas occidentales viajan a Japón, es obligada una visita a una ceremonia del té, que representa muchas de las cualidades asociadas al país nipón: tranquilidad, paz, ritualidad y educación. Ayer, decenas de valencianos, que habían comprado su entrada en muchas ocasiones días antes del acto, pudieron asistir a una ceremonia del té o «sadou» en el Palau de la Música, a unos 10.700 kilómetros de Tokio.

El Vestíbulo de los Naranjos se convirtió en una casa japonesa donde varias mujeres ejercieron de anfitrionas sobre una tarima en la que anduvieron descalzas. Los valencianos, que fueron turistas en su propia ciudad, encantados. La ceremonia tiene un ritual elaborado y largo que ayer, por cuestiones de tiempo, se acortó y duró una media hora, aproximadamente. Para la preparación del té de hierbas son necesarios más de una decena de instrumentos muy específicos que llevan utilizándose desde el siglo XVI, cuando la ceremonia fue desarrollada por Sen No Rikyu.

El anfitrión vierte el té en polvo en una taza con una cuchara especial llamada «chashaku». Después, se vierte agua caliente en la taza mediante el «hishaku», que es un recipiente similar a un cuenco. Posteriormente, también el anfitrión sostiene la taza con una mano y se agita el té con el «chasen» „parecido a una espumadera„ hasta formar espuma.

Después, el invitado la recibe y la agradece con una pequeña reverencia „ayer, muchos valencianos respondían a la llegada del té con esa reverencia„ y toma la taza con la mano derecha y la coloca sobre la mano izquierda. Hasta aquí, es fácil. Los visitantes de ayer al Palau de la Música, en su mayoría, dejaban de hacer los siguientes pasos, consistentes en colocar la taza de tal manera que los labios no toquen el punto de la taza que ha tocado el anfitrión. Los «turistas» valencianos se acercaron, al término de la ceremonia, a ver y tocar de primera mano los distintos utensilios para la preparación del té.

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