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Ayer María Jesús Giménez y seis de sus alumnos acudieron al taller de Jordi Palanca para conocer de primera mano la salida, traslado, descarga y montaje de una falla. Todos forman parte del primer curso del nuevo título de Artista Fallero -impartido en el Instituto de Formación Profesional de Benicalap- y era la primera vez que los alumnos, o al menos la mayoría de ellos, lo vivía en plenas fiestas, que son el mejor escenario posible para el aprendizaje.

En el curso, explicó la profesora, son 24 alumnos y las clases prácticas de modelado, estructuras, diseño, organización de "plantà" etc. las dan en un taller cedido por el gremio fallero, algunos de cuyos maestros ejercen también de profesores.

Pero estos días, además, "pueden vivir todo eso de cerca, seguir el proceso y ver la falla de verdad.

En muchos casos se trata de jóvenes y no tan jóvenes que ya tienen una formación en escultura, cine o Bellas Artes y que o bien quieren completar su formación -también se estudia escenografía- o encontrar una salida laboral en el mundo de las fallas.

Es el caso de Andreu Messeguer, estudiante de escultura y amante del modelado; de Geraldine Bärsch, argentina con formación en cine y televisión; de Regina Roca, licenciada en Bellas Artes; o de Isabel Falcó, que se ha venido de Madrid para extender sus conocimientos de cine al mundo de la escenografía. "Me gusta el dibujo y el dibujo también forma parte de las fallas", dice esta última, aunque admite que "el taller es otra cosa".

Entre madera, pintura y cartón, sin embargo, han empezado a echar ya sus raices quienes entienden esta titulación como su entrada en el gremio por la puerta grande. "El año pasado hice el curso de aprendiz de artista fallero y luego me metí en este ciclo. Además ya estoy trabajando en este taller y yo tengo claro que es mi salida laboral", explicó Silvia Mateo mientras se agarraba a una brocha para dar cola.

También Teresa León hizo el curso municipal el año pasado y ve su vida en las fallas y en el taller. "Me gusta el ambiente, hacer algo que guste a la gente. Las fallas son lo mejor que tenemos en Valencia", comenta sin dudas.

Por un motivo o por otro todos valoran positivamente la nueva titulación y la formación que reciben. A falta de limar algunas cosas, como dijo Andreu, todos están contentos. Le dan buena nota al curso y a su experiencia de estos días. Y Jordi Palanca, el maestro anfitrión, cree que "el título es un reconocimiento al oficio y una garantía de futuro".