Montar una comisión fallera no es tarea fácil. Ni lo es en el centro de la ciudad, donde la Junta Central Fallera no da más permisos de ronda interior para adentro porque es una zona saturada de fallas, ni los es, por regla general, en los nuevos barrios y zonas de expansión urbana de Valencia, donde la tradición festera se diluye y el urbanismo de zonas residenciales cerradas favorece más bien poco la vida en la calle. Los que se han aventurado a hacerlo en los últimos años han corrido suerte desigual.

La comisión Santa Genoveva Torres-Arquitecto Tolsá, "La Nova d'Orriols", que plantan junto al centro comercial Arena y el campo del Levante, es una de las que mejor balance puede hacer. Se constituyó hace siete años con "muy poco recursos pero mucha ilusión", explica su presidente Jesús Gómez. Fallero de toda la vida, Jesús Gómez se trasladó a vivir hace unos años a la parte nueva de Orriols. Ahora ya es la 69 con más censo de entre las 384 autorizadas.

"Vamos a montar el lío"

"Como vimos que era una zona muy tranquila, pensamos: 'vamos a montar el lío'", explica Jesús Gómez en tono distendido. Al principo eran 40 adultos y 12 niños y en la actualidad suman 253 falleros, 500 incluyendo a los niños. La comisión se nutre de las parejas jóvenes con niños que se han mudado a esta zona de Valencia, aunque también tiene muchos falleros de otros puntos de Valencia e incluso de pueblos como Moncada.

La crisis ha hecho mella en la economía de las fallas más jóvenes. En la "Nova d'Orriols", con todo, la crisis "se ha notado mucho". "Tenemos matrimonios que están los dos en paro y no saben si podrán pagar las cuotas" que oscilan entre los 26 euros para los adultos y 16 para los niños. El presidente asegura que "antes de que la gente se vaya prefiero bajar las cuotas", declaró Jesús Gómez. A la comisíon le inyecta moral ser una comisión cantera de las cortes de honor de Valencia. Una de sus falleras (Rocio Pascual) fue fallera mayor infantil de Valencia y este año otra de ellas -Carla Esteve- está en la corte de honor de Begoña Jimenez.

Vecinos pobres del Hilton

A la comisión de L'Horta Sud-La Costera, que se creó hace siete años y que planta su monumento en la zona de Corts Valencianes, junto al hotel Hilton, les está costando un gran esfuerzo mantenerse. Su censo lo forman 44 falleros adultos y 30 niños. Su presidente, Andrés Solaz, explica que este año iban a recortar en la "mascletà" pero al final ha entrado gente nueva en la comisión -lo que les ha permitido duplicar el censo- y se podrá mantener el disparo. Otra opción era "hacer el monumento a mano".

Andres Solaz asegura que pese a ser un barrio de alto nivel adquisitivo "es muy difícil" mantener la tradición porque "la gente no se implica demasiado, incluso parece que si eres fallero no eres bien recibido". El problema en la comisión Jesús Morante y Borras, una comisión creada hace dos años que agrupa a los vecinos de varias alquerías de la Punta y que, como nota curiosa, planta su monumento en una era, es la falta de gente. El censo lo forman medio centenar de falleros, casi el mismo número que la falla de Vicente Castell Maiques en l'Olivereta, o la de Canal de Navarrés-Vall d'Albaida, junto al nuevo Mestalla o Sirena-Delfines, en el Perellonet. El escaso número de falleros las mantiene casi al borde la inviabilidad, pero ninguna de ellas tira la toalla.