Que la Ofrenda acabe, himnos incluidos, a las 0.40 horas el día 17 y a la una de la madrugada el 18 sólo puede calificarse como de éxito casi rotundo. Es difícil acortar más los plazos. Podía haber sido mejor, pero sabiendo lo que ha sucedido en años anteriores, la prueba de la Ofrenda puede darse por más que superada.

Por ello, las conclusiones sobre el acto floral hay que mirarlos en otros aspectos. Por ejemplo, en el de la particpación. Prácticamente se repitió el número: 103.122 contra los 103.514 del ejercicio anterior. Suponiendo que las cifras que dan las comisiones sean las reales y sin contar los invitados (250 personas fue el cortejo que llevó Lo Rat Penat, un exceso en sí mismo).

Canastillas: de 287 a 154

Siempre hay aspectos que sorprenden. Por ejemplo, que hubiera más músicos que el año pasado (9.200 contra 8.645), cuando se intuía que la contratación de músicos habría sido menor. En cualquier caso, las 103.122 personas significan, inequívocamente, que las comisiones han conseguido hacer "caja" con el festejo, aunque un indicador de la crisis económica está en el número de canastillas entregadas: un total de 158. El récord son las 287 del año 2004.

Hubo varios triunfadores. Por supuesto, los vestidores, que completaron a satisfacción un diseño muy complicado. Pero también los miembros de la delegación de festejos.

Diez años de falleras mayores

Las falleras mayores de Valencia acudieron en esta ocasión con sendas canastillas de flor amarilla, dentro de esa iniciativa, movida desde LevanteTV, de solidarizarse con los falleros, y especialmente el presidente, de Azcárraga.

El concejal Francisco Lledó invitó este año a que participaran falleras mayores que lo fueron de Valencia. Pero si alguien pensaba en encontrar un desfile retro, se equivocó. Todas eran recientes. Dicho de otra forma, si hasta ahora podían desfilar las cinco últimas, lo que se ha hecho es ampliar el plazo a las diez o dos más recientes.

Una tormentosa Salve

Por supuesto, el acto tiene cosas que mejorar. Sin ir más lejos, el canto de la Salve. El solista le pone toda la buena voluntad del mundo, pero es una antología de gallos que causaban la sorpresa, cuando no la hilaridad. Un momento que debe ser emotivo queda, de esta forma, literalmente destrozado.

Fue acabar el acto y acudir la gente por cientos a contemplar el manto, una liturgia que se repitió durante toda la noche de ayer (ya forma parte del ritual acudir a la plaza de la Virgen). También está previsto que hoy sean miles los que se acerquen. Y deberán darse prisa: la ausencia de un toldo pudrirá rápidamente los claveles. Más si el sol se hace de notar.