La quema de figuras religiosas en las fallas tiene la importancia que cada uno le quiera dar. Y mucho depende el tipo de imagen que se trate. No debería sorprender a nadie que la comunidad hindú haya solicitado la salvación de los elementos que forman la falla Ceramista Ros cuando, no hace tanto tiempo, algo parecido ocurrió con una figura de Jesucristo.

Aquel fue, sin duda, el episodio más llamativo ocurrido hasta ahora. El artista Ernesto Mira presentó para la falla Reina-Vicente Guillot un confesionario en cuyo interior había una figura realista de Jesús para la comisión de Reina-Vicente Guillot. En aquella ocasión fue la Semana Santa la que exigió la retirada porque consideraba que se ridiculizaba al hijo de Dios. El prior aseguraba que "los muñecos representan situaciones que han sido objeto de herida interior para los creyentes católicos. Lamentamos que desde las fiestas josefinas se hayan producido estas heridas en la sensibilidad de los Poblados Marítimos". A pesar de que tanto el artista como la comisión reiteraron hasta la saciedad que no había ningún tipo de afán burlesco en la figura, se decidió cortar la polémica de cuajo: la figura fue retirada de la Exposición y ni siquiera se plantó. Fue el último año que el joven artista Ernesto Mira plantó fallas en Valencia.

Con el Papa sí que ardió

Ese año fue especialmente convulso en este sentido, porque también se criticó una figura de la falla García Morato-Yecla, en la que también Jesucristo sostenía por los hombros al papa Juan Pablo II, haciendo alusión a los problemas de salud que ya por entonces tenía. Esta figura, sin embargo, sí que ardió.

La simbología católica ha estado protegida durante décadas. Obviamente, así ocurrió durante la dictadura franquista y sólo a partir de entonces, y muy lentamente, ha ido apareciendo imaginería al respecto. Sobre todo, representaciones del clero: curas y monjas, aunque estas últimas también fueron objeto de polémica al ser representadas por Toni Fornes contemplando con asombro un consolador.

La iconografía fallera reprodujo hasta la saciedad la mitología griega y romana. Y, ocasionalmente, también lo ha hecho con otras religiones. A Siva, por ejemplo, ya se la puede ver en la falla Rojas Clemente del año 1959. O a Buda en alguna ocasión también.

Sin embargo, también se recuerda la recomendación de no reproducir a Mahoma en ninguna falla, algo que los artistas falleros han seguido a rajatabla.

2013: la Virgen, indultada

En el año 1980 se recuerda como la cabeza del líder espiritual iraní, el ayatolá Jomeini, tuvo que ser tapada para dejar de recibir llamadas anónimas amenazantes en Na Jordana.

Una cosa es quemar una figura de Dios, un cura o un apóstol. Pero la Virgen es intocable. Y si es la de los Desamparados, más todavía. Poco importa que el ninot no esté consagrado y que no deje de ser una figura que incluso tiene expresividad casi caricaturesca: la alcaldesa Rita Barberá anunció, en la inauguración de la muestra de este mismo año que la figura presentada por Ceballos y Sanabria para la falla municipal estaba salvada de antemano. "¿Cómo vamos a quemar a la Virgen?". Teoría aplicable ahora por los hindúes.

En cualquiera de los casos parece haber un denominador común: la falta de maldad por parte de los artistas a la hora de utilizar esa iconografía.