Josep Vicent Boira, Josepa Cucó y Fernando Gaja son algunos de los más de 20 autores de "Metamorfosis urbanas", una nueva publicación que analiza la transformación urbana de Valencia y pone en solfa las consecuencias del denominado urbanismo a la carta. La arquitectura del espectáculo y los grandes desarrollos urbanos ha supuesto, dicen los autores, el languidecer de los barrios del centro histórico y la pérdida de la vision metropolitana.

El profesor de Geografía e Historia de la Universitat de Valencia Josep Vicent Boira aborda en el libro la evolución del Plan General de Ordenación Urbana, el documento que marca las directrices urbanísticas y el modelo de ciudad, y que en Valencia ha tenido cuatro versiones: la de 1946, 1966, 1988 y 2010. Boira apunta que el urbanismo "ha entrado en una fase de agotamiento".

El investigador cree que la actual revisión del PGOU da continuidad a la dinámica y a los errores del plan de 1988. "No resuelve ninguna de las tres asignaturas pendientes del urbanismo en Valencia: la relación de la ciudad con la huerta, la escala metropolitana y la ruptura del modelo radiocéntrico de 1946".

La revisión del PGOU del gobierno de Rita Barberá propone reclasificar 362 hectáreas para uso residencial. Este último bocado a la huerta protegida se hizo en base al informe de una consultora (GFK-Emer) que calculó en 2008 que hasta 2017 era necesario suelo residencial para hacer 34.929 viviendas. Cifras difíciles de creer en la actualidad.

La catedrática de Antropología Social Josepa Cucó pone la lupa en la evolución de las políticas urbanísticas en Valencia. La autora diferencia dos etapas. La primera ocupa la década de los 80 y los años de gobierno socialista en los que se redacta el PGOU y se realiza una fuerte inversión en infraestructuras y en los barrios para subsanar los déficits del franquismo. Surge entonces lo que Cucó denomina "urbanismo empresarial" con proyectos como el IVAM, el Palau de la Música y la primera Ciudad de las Ciencias. La llegada en 1991 del PP, señala Cucó, "acelera el urbanismo empresarial hasta cotas tremendas con una doble estrategia basada en la arquitectura del espectáculo y en el crecimiento urbanístico rápico y voraz".

Cucó alude a los proyectos arquitectónicos "aparatosos y carísimos" que salpican la ciudad como la Ciudad de las Ciencias y el nuevo Mestalla. Para Cucó "en el desarrollo del urbanismo voraz el papel de la administración pública ha sido esencial". El ayuntamiento de Valencia, apoyado por la Generalitat, "reorienta las políticas urbanas a golpe de incesantes revisiones" del PGOU. Un "urbanismo a la carta" que se ha concentrado en seis distritos de la ciudad: Campanar, Quatre Carreres, Rascanya, Benicalap, Quatre Carreres, Camins al Grau y Poblats Marítims. Sólo los dos primeros, concentran el 50% de los metros cuadrados de los desarrollos urbanísticos de los últimos años. Mientras, "el centro histórico languidece", apunta Cucó.

El "autobombo" de Barberá

Cucó critica que el Ayuntamiento de Valencia haya "dado la espalda al mundo de la universidad" y que "la apuesta por una política cultural de corte ilustrado que reivindica la mediterraneidad y los eventos culturales ha dado paso a una cultura global del espectáculo". Una estrategia, dice Cucó, a la que han contribuido organismos municipales como el Centro de Estrategias y Desarrollo -hoy integrado en la fundación Indea- que se creó para impulsar el plan estratégido y que devino en una "agencia para propagar discursos" y dedicada al "autobombo".

El urbanista Fernando Gaja, por su parte, analiza el impacto de los grandes eventos y concluye la Copa del América y la F1 han supuesto una "ocasión perdida" para regenerar el frente marítimo de Valencia. "La improvisación continua, la carencia de una planificación a medio-largo plazo, la ausencia de participación ciudadana y la subordinación a los intereses de las constructoras han malogrado la posibilidad de recualificar los barrios del Marítimo". El Cabanyal, Natzaret y el Grau "están peor que antes de los grandes eventos", señala Gaja.

En contraposición con la metamorfosis imperfecta de Valencia, Arantxa Rodríguez (Universidad del País Vasco) aborda la transformación de Bilbao, una ciudad afectada por la desindustrialización que en los años 90 supo reinventarse a partir del urbanismo y del icónico Museo Guggenheim. Una metamorfosis "ejemplar" que, sin embargo, no termina de alcanzar el objetivo de crear una nueva centralidad en la antigua zona industrial donde se levantó el Guggenheim y que se ha convertido en una exclusiva y elitista zona urbana.