Enseñanza para mayores

La Universidad de la Experiencia retoma la actividad desde un palacete del XVIII

Abre la matrícula del curso 2013-2014 para 120 alumnos y ya piensa en futuras ampliaciones para llegar a los 4.000 - Los alumnos deben tener más de 50 años y los cursos son de humanidades

La Universidad de la Experiencia retoma la actividad desde un palacete del XVIII

La Universidad de la Experiencia retoma la actividad desde un palacete del XVIII / Un edificio del siglo XVIII a medida del Gremi de Fusters

josé parrilla | valencia

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Coincidiendo con el 25 aniversario de su creación, la Universidad de la Experiencia se ha reactivado en Valencia con la idea de recibir a los primeros 120 alumnos el próximo curso 2013-2014. Lo hace, además, desde una nueva sede instalada en el palacete del Gremi de Fusters, en la céntrica calle Balmes, y con la idea de ampliar estas dependencias para llegar a los 3.500 o 4.000 alumnos en los próximos años, según explicó su rector y «alma mater» Juan Bermúdez.

La Universidad de la Experiencia tiene en la actualidad alrededor de 90.000 alumnos repartidos por distintas ciudades españolas. En Valencia, sin embargo, ha tenido suspendida su actividad durante los últimos años por un problema de fuerza mayor de su rector, murciano de nacimiento pero valenciano prácticamente desde la niñez.

Por eso precisamente las ganas son más en todos los sentidos, asegura Bermúdez. Para empezar, ha adquirido un edificio emblemático de la ciudad, «un edificio histórico a la altura del proyecto». Se mantuvieron contactos con el Ayuntamiento de Valencia para comprar el Monasterio de San Vicente de la Roqueta, insistió el rector, aunque no prosperaron por la negativa del consistorio y de las asociaciones vicentinas a darle un uso distinto al que habían pensado para este emblema del Cristianismo ahora en ruinas.

Se intentó también con la Aceitera situada dentro del parque de Marxalenes, pero se quemó y la operación tampoco prosperó. Así que al final «nos enteramos de que el Gremi de Fusters no tenía actividad» e iniciaron unas negociaciones que finalmente se han convertido en una concesión para 15 años con opción de compra. Como el palacete ya había sido parcialmente rehabilitado, sólo han tenido que poner el mobiliario y empezar a caminar.

El pasado mes de mayo se abrió la matrícula del próximo curso „finaliza el 31 de julio„ y la previsión es admitir a 120 alumnos, mayores de 50 años „antes eran 55„ .

Según Bermúdez, se impartirán los cursos de humanidades habituales, con ocho asignaturas (5 troncales y 3 optativas) que aglutinan arte, relaciones humanas, salud, justicia, derechos humanos, literatura, informática, ecología, música etc. Los cursos, cuya matricula costará poco más de 200 euros con material y libros incluidos, se impartirán en el salón principal de su nueva sede, en grupos de 60 alumnos que acudirán al centro en días alternos. Y «la filosofía seguirá siendo la de siempre. No habrá exámenes y la evaluación se realizará sobre trabajos de los alumnos», explicó.

Nueva diplomatura

Lo que sí cambia es la organización de la diplomatura. Antes se superaban tres cursos y se concedía el diploma y ahora se impartirán dos primeros cursos con diploma final, para terminar con un año de especialización en ciencias o arte que completará el ciclo. Aunque no tiene el reconocimiento curricular, «las personas mayores adquieren los conocimientos y sienten la satisfacción de haber pasado por la universidad», afirma.

Por eso precisamente Juan Bermúdez está seguro de que el proyecto funcionará y que podrá, en el futuro, llegar a los 4.000 alumnos en Valencia. De hecho, aseguró que se está intentando comprar un solar colindante con el edificio de la calle Balmes y que tiene vistas seis fincas de los alrededores donde podría ir ampliándose la institución.

Una fundación da el soporte económico necesario

La Universidad de la Experiencia es una de las «actividades» de una fundación del mismo nombre que es la que le aporta el dinero para su funcionamiento, pues el coste de la matrícula y el material, poco más de 200 euros, no cubre el gasto de la enseñanza, impartida por profesores universitarios titulados. Después de 25 años desarrollando labores humanitarias por el tercer mundo, en la actualidad la fundación se encarga de desarrollar campañas médicas (vacunaciones, potabilizadoras etc.) y programas de investigación (ecológica, agroalimentaria etc.) para distintos estados y organismos internacionales. Si no las realiza directamente, se encarga de poner en contacto a los demandantes con las universidades, laboratorios o empresas capaces de hacer esa labor, una mediación que luego les reporta lo que Juan Bermúdez llama «un donativo». Eso es lo que le da liquidez para desarrollar luego «la gran pasión» de su fundador y rector.

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