Cuando los miembros del Comité Olímpico Internacional decidieron, el pasado sábado y a las primeras de cambio, que Madrid no iba a ser sede de los Juegos Olímpicos de 2020, se abrió un nuevo futuro para la Marina Real. Como ya contó este diario, en los Juegos Olímpicos de dentro de siete años la subsede olímpica de vela formaba parte del tándem que encabezaba la capital. Ahora, el plan que el ayuntamiento tiene para la Marina Real y que pasa por la conversión del puerto deportivo en algo parecido al de Barcelona vuelve a primer plano.

En el consistorio, prácticamente nadie quería mentar al tabú que suponía la subsede olímpica. Habría sido una manera de revitalizar una zona que, desde la última Copa del América, languidece lentamente, pero también habría sido una nueva patada a seguir en la gestión de los terrenos portuarios. Con el 90 % de las infraestructuras hechas, únicamente faltaba por levantar las gradas para público y poco más. Todo ello habría retrasado por lo menos siete años el futuro de un entorno privilegiado que ahora está infrautilizado.

El Consorcio Valencia 2007, en cualquier caso, ni confirmaba ni desmentía esta semana que la subsede olímpica fuera a hipotecar el futuro de la dársena. «Hay mucho espacio», decían fuentes consultadas por este diario. Los planes del ayuntamiento pasan por un clúster tecnológico, tiendas, servicios de restauración, una zona destinada a industria náutica, hoteles y varios clubs de playa en la zona del canal y la marina sur.

La decisión del COI, que aleja de Valencia un nuevo gran evento, con sus ventajas y sus inconvenientes, obliga al consistorio a tomar cartas en el asunto, tras la cesión de la dársena a la ciudad a principios de verano. Por ahora, no hay un documento de planeamiento urbanístico aprobado por el ayuntamiento y el Consorcio Valencia 2007 no puede sacar concesiones y dar licencias de explicación, pese a que Aumsa elabora desde mayo el planeamiento urbanístico de la dársena. El contenido de este documento también dependía de la subsede de vela que, finalmente, no se ha conseguido.

No llegarán a Valencia las gradas de público para las pruebas olímpicas, ni un centro de regatas, que irían en la marina sur y ocuparían el punto elegido para el nuevo varadero y una zona industrial dedicada a empresas náuticas, según los planes «no olímpicos» del ayuntamiento. El centro de regatas iba a estar destinado a los atletas y las embarcaciones y tendría gimnasios, piscinas y áreas de descanso.

El plan del consorcio pasa por sacar a licitación las antiguas bases de la Copa del América, para aprovechar el interés creado por la fachada marítima de la ciudad tras los otrora loados grandes eventos, pero el interés de los posibles compradores por las bases decaería si los edificios estuvieran ocupados hasta 202o, pues iban a albergar la organización del evento. Los hoteles del paseo de Neptuno iban a ser la villa olímpica de la subsede, mientras que el edificio del reloj se iba a destinar a los miembros del Comité Olímpico Internacional y el Veles e Vents, que según los planes presentados a principios de verano por el consistorio y el consorcio iba a salir a licitación para que se encargara de su gestión una sola empresa, iba a ser para las delegaciones, los patrocinadores y los jueces de las diferentes pruebas.

Con todo ello esfumado en la primera votación que se celebró en Buenos Aires, la visión del puerto de Valencia como una marina similar a otras del Mediterráneo, cuyo máximo exponente es el Puerto Olímpico de Barcelona „que gozó de un importantísimo lavado de cara tras los Juegos Olímpicos de 1992„, está más cerca que nunca. El consorcio y el ayuntamiento planean, entre otros, convertir el tinglado 2 del puerto, que se encuentra en malas condiciones, en un centro de restauración, y los tinglados 4 y 5, que albergan los boxes de los equipos durante los grandes premios de Europa de Fórmula 1, aunque hace dos años que los bólidos no corren por Valencia, serían reconvertidos en una zona comercial, cuando desaparecieran los últimos rastros de la carrera. La Lonja de Pescadores, además, se abrirá a los turistas y albergará un restaurante, entre otros cambios.