Es uno de los puntos más transitados porque, junto a la pasarela de Amparo Iturbi, es la única manera peatonal de salvar la playa de vías, al menos hasta que se construya el futuro Parque Central. Pero el paso inferior de la Gran Vía Germanías es uno de los puntos más abandonados de la ciudad. El paso peatonal, situado a la derecha del túnel en dirección a Germanías, es el único practicable, porque el que se encuentra a la izquierda está cerrado y es pasto de los «grafiteros». A la derecha del túnel, además, está la parada de metro de Bailén. El consistorio ordenó ayer mismo pintar de blanco las paredes de la parte izquierda del paso inferior para lavar la imagen del túnel.

El paso inferior da acceso, además, al populoso barrio de Russafa. Como tal, es muy transitado principalmente durante Fallas, cuando miles de personas lo cruzan a pie para llegar bien al centro ce la ciudad bien a ese «centro de la ciudad» fallero en que se convierte, durante una semana, Russafa, con las calles iluminadas y dos fallas de sección especial.

Setenta mil coches al día

Además del tráfico de personas, también hay que tener en cuenta el tráfico de vehículos. De hecho, según datos del Ayuntamiento de Valencia, por el túneo de Germanías pasan diariamente unos 70.000 vehículos en ambas direcciones, lo que genera molestos problemas de ruido en el paso inferior.

Pero los decibelios no son la única molestia que causa el túnel. Las humedades, sobre todo cerca de las entradas tanto en Germanías como en la plaza de España, son constantes. Ello se debe, en parte, a las amplísimas escaleras, dos en Russafa y una cerca de la calle Bailén, que dan acceso al túnel. Construidas a mediados del siglo XX, son empinadas y el agua cae por ellas, además de las filtraciones causadas entre la estructura del túnel.

Las escaleras, por otras partes, son de todo menos accesibles. Las personas en sillas de ruedas o con carritos de bebé o de la compra tienen serios problemas para bajar por las escaleras. Para aquellos que van en silla de ruedas o van acompañados o directamente es misión imposible. También entraña dificultad para los ciclistas, que hasta hace unos años tenían que cargar con las bicicletas al hombro para llegar al paso inferior y volver a cargar con ellas para subir las escaleras. Para evitar estos problemas, y a rebufo del auge inesperado de Valenbisi, el consistorio instaló unos viales de metal, que recorren la escalera pegados a la pared y en los que cabe a la perfección una rueda de bicicleta, por lo que los ciclistas únicamente tienen que empujar el vehículo por el «carril» para que baje o suba con suavidad.

El paso, cuando cae la noche, se convierte en un lugar peligroso, donde a menudo se dan atracos u otros delitos. Sin ir más lejos, esta semana la Policía Local ha detenido a varios jóvenes que estaban haciendo «grafitis» en el túnel. La parte izquierda del paso está abandonada y las paredes se encuentran cubiertas por pintadas.