Tradicionalmente un barrio tranquilo, Malilla, o mejor dicho, gran parte de sus vecinos, andan revolucionados en los últimos meses por los problemas de convivencia que se están produciendo a raíz de la ocupación ilegal y masiva de una veintena de casonas y alquerías de la zona. Los inmigrantes rumanos que las han tomado, dicen, no respetan las normas mínimas de convivencia, generan gran cantidad de suciedad y son los responsables de la inseguridad de la zona, donde "roban hasta los pomos de las puertas y las barandillas de las rampas de los patios". Y el ayuntamiento, añaden, también es responsable en la medida que tiene abandonado el barrio urbanísticamente hablando y los servicios sociales tampoco atienden a estas personas.

En una visita por Malilla junto a Ramón Toral, portavoz designado para esta ocasión por la Asociación de Vecinos, Levante-EMV pudo visitar al menos cinco de estos núcleos ocupados. La última puerta derribada ha sido la de Cafeteras Emilio Puchades, cuya actividad cesó hace apenas unos meses. Y consecutivamente encontramos ocupada la Casa Picó (la única que debía sobrevivir dentro del nunca realizado Parque Sur), las Casas del Salat, (en la calle Bernat Descoll, junto al IES Pablo Neruda), las Casas de Palomo (Camino de Masena), y el grupo que forman la Casa Caracol, la alquería Forn de la Solà y La Peregrina (en Juan Ramón Jiménez y Camí Molí de la Fonteta). A eso hay que añadir las numerosas ocupaciones que hay al otro lado del hospital La Fe, aunque en este caso alejados del casco urbano.

Durante el recorrido hablamos con vecinos que denuncian sobre todo la insalubridad de estas ocupaciones, cuyos responsables viven generalmente de la chatarra y amontonan sus restos junto a colegios y fincas de vecinos; y la pequeña delincuencia, pues "roban rejas, pomos, barandillas y todo lo que puede ser vendido a peso". Pero también culpan al ayuntamiento, esencialmente a las concejalías de Urbanismo y Servicios Sociales. A la de Urbanismo, dice el propio Toral, porque Malilla es un barrio lleno de solares, con proyectos urbanos no realizados y numerosas alquerías abandonadas y desprotegidas. Y a la de servicios Sociales porque las personas que ocupan las casas no reciben ningún tipo de atención ni alternativa a las ocupaciones. Ni tan siquiera se escolariza a los niños en edad escolar que todos los días ven por estas casas ocupadas.

¿Cuál es la solución entonces?, le preguntamos a este representante de la Asociación de Vecinos. Y la respuesta es clara: "atender al barrio, hacer los proyectos y las dotaciones que necesita, como "un nuevo centro de salud que acabe con la saturación del que hay", y acabar con las ocupaciones". En este sentido, hablan de los propietarios de las casas, de la Policía Local y también del consistorio, con "soluciones que eviten que el problema vaya a más".