Después del obligado sorteo de plazas por el exceso de demanda, los 10.000 premiados con la admisión en alguna de las 23 actividades ofertadas por la Universidad Popular de Valencia, organismo dependiente del ayuntamiento, sólo pueden formalizar ahora el pago de su matrícula en cuatro oficinas especiales que Bankia tiene distribuidas en la ciudad o en los cajeros automáticos de esta entidad bancaria con capacidad para la devolución de monedas.

Esta circunstancia, derivada del acuerdo alcanzado por el consistorio con el banco, obliga a la decena de millar de ciudadanos que han podido completar este año la inscripción en la Universidad Popular a presentarse en una de las llamadas "Oficinas Ágiles" que Bankia tiene habilitadas en Valencia. En total, son cuatro sucursales con un horario especial (de 8.15 horas a 18.00 horas) en las que se puede llevar a cabo diferentes gestiones, como el pago de recibos. Una de estas cuatro oficinas especiales se halla en la calle Consolat del Mar, 3; otra en la calle Guillem de Castro, 5; una tercera en la calle Bachiller, 21; y otra en la plaza Eduardo Marquina, 17; ya dentro del término municipal de Mislata.

Durante los últimos días, en varias de las oficinas de Bankia, como la de la avenida Primat Reig, se ha colocado en sus dependencias una serie de carteles informativos en los que se indica a los clientes cuáles son los puntos a los que deben acudir los interesados en pagar las tasas de la matrícula en la Universidad Popular.

Además de las cuatro "Oficinas Ágiles", el trámite de la matrícula también se puede acometer a través de los cajeros automáticos que devuelven monedas. En la ciudad hay más de un centenar de este tipo de cajeros instalados.

11.000 se quedan sin inscripción

De los 21.000 demandantes, sólo 10.000 han obtenido finalmente una plaza en la Universidad Popular de Valencia después de que la entidad decidiera, por primera vez, realizar un sorteo para la adjudicación de las plazas. En años anteriores, en los que no se celebraba sorteo, el proceso de admisión se efectuaba según el orden en el que los ciudadanos iban llegando a los centros municipales y se iban inscribiendo en los cursos, lo que provocaba largas y molestas colas a las puertas de estos locales. La nueva fórmula intenta evitar que vuelvan a formarse este tipo de aglomeraciones.