Baltasar Bueno

valencia

Existe tecnología suficiente y se conserva una mascarilla del rostro de la imagen de la Virgen de los Desamparados, tal como lo tenía hasta que le fue destrozado en los tristes sucesos del 21 de julio de 1936, cuando fue asaltada e incendiada su Real Capilla. Las restauraciones de su cara en la postguerra, hechas primero por José María Ponsoda y luego por Carmelo Vicent, no acertaron con ni siquiera aproximarse a la que tenía antes de la guerra.

El clero basilical siempre ha tenido miedo a que se hiciera una intervención a fondo de la imagen con la excusa de que la gente ya se había acostumbrado a ver la imagen de la Virgen con su actual faz.Craso error de apreciación, pues la gente, la que más ha visto de cerca y conoce es la imagen Peregrina de la Mare de Déu dels Desamparats, obra de Octavio Vicent, que sí fue un intento de aproximarse a la original e histórica.

Si las comparamos, poco tienen que ver sus caras. La mascarilla del rostro auténtico de la Virgen fue hecha a mitad del siglo XIX por un escultor restaurador de imágenes, que hizo una impresión en cera de la cara de la imagen y luego una mascarilla en yeso de ella. La mascarilla, al morir dicho restaurador, fue a parar a la familia Portaceli, que en la postguerra la ofreció para que se reparara adecuadamente la imagen. O no se quiso, o no se supo, o no se pudo. José María Ponsoda, su primer restaurador, dijo que había hecho el nuevo rostro a partir de fotografías desde distintos ángulos y épocas. Le quedó una cara un tanto con semblante agrio, que no agradó, pues años después se encargó a Carmelo Vicent que hiciera una nueva, que es el que se contempla en la actualidad.

Octavio Vicent, al comentar el trabajo de su padre, dijo que resultó muy difícil "porque cuando le entregaron la Imagen, su rostro estaba ya tapado por lo hecho por Ponsoda... Tal vez, lo más correcto hubiera sido hacer una reconstrucción a partir de lo que hubiera hecho un escultor francés. Estamos ante una escultura francesa, ante una talla en la transición del gótico al renacimiento, más gótico que lo otro, por eso el rostro tiene una estructura determinada, sobre todo de los ojos".

Teodoro Llorente ya testimonió que "la Junta de la Archicofradía no está tampoco satisfecha del exacto parecido del rostro modelado por el señor Ponsoda, con el anterior" y "ante los continuos requerimientos de muchos fieles para que el rostro de la Imagen de nuestra Patrona que hubo de hacerse de nuevoÉ no se ajusta exactamente al antiguo, se cambie por otro que se ciña mejor al primitivo".

El rostro original de la talla histórica, de escuela borgoñana, probablemente hecha por algún escultor francés, de los muchos artistas extranjeros que deambulaban por Valencia en el siglo XV, o alguien nuestro que estudió escultura en Francia, era el de una jovencita, con ojos rasgados góticos, casi achinados, y no el de una señora madura entrada en años como es el de la imagen que está en el camerino. Y es el que debería devolvérsele ahora, pues hay medios precisos para ello, sin tener ningún miedo al que dirá la gente acostumbrada a verle así, temor que puede ser salvado con una buena didáctica explicativa de lo que siempre fue la imagen de la Mare de Déu dels Desamparats, cuyo rostro nada tiene que ver con nuestra Virgen histórica. Miedos pocos y sí ajustarse a la verdad y realidad científica, a lo que fue siempre.

La Universidad Politécnica ya hizo, cuando restauraba la Basílica, un proyecto de restauración de la imagen, cara incluida, que nunca llegó a realizarse por el temor clerical a que se interviniera en ella y, recientemente, el escultor Alfonso de la Ossa, alumno de Octavio Vicent, ha conseguido recrear en su estudio el rostro que debió tener antes de su destroza la imagen de la Mare de Déu dels Desamparats, de lo que ya dimos cuenta en estas páginas. Ahora se habla de intervenciones mínimas restauradoras y se confiará a la Generalidad la obra. Esperemos que no pase como lo ocurrido en el trasaltar de la Iglesia de Nuestra Señora de Campanar.