La elección de la corte de honor tiene dos realidades cuando acaba: la del interior de la Fonteta, en la que todo son alegrías, felicidad y algún que otro vahído por los nervios y la del exterior, donde se dicen pestes y se justifica la decepción alegando la tesis de que todo estaba arreglado de antemano. Es un papelón para los padres tratar de consolar a sus niñas y no menos el salir de un recinto con pancartas o camisetas rotuladas a favor de una fallera que no ha salido elegida. Los casales acogieron pequeñas fiestas de alborozo o de silencio para, dentro de nada, dar carpetazo a un proceso electoral en el que todos entienden.

El concepto de «poder» es elástico como el chicle en las fallas. Los veredictos no se discuten cuando es favorable faltaría más y, en caso de adversidad, las tesis se disparan. Son las reglas del juego. Lentejas que tomas o dejas. No se puede ser prima hermana de la fallera mayor de Valencia (María Marcos), ni sobrina del vicepresidente del Consejo General del Poder Judicial Fernando de Rosa (Carmen Sancho) o de la falla de Francisco Lledó (Esther Pascual y Paula Marín) o ahijada de Félix Crespo (Irene Nabás, aunque no se recuerda que la infantil no salió) sin que te pelen. O haber sido de la corte infantil (las dos primeras y Sandra Molins). Poco importa que otras tres antiguas infantiles no salieran, o que el Pilar, Nou Campanar, Malvarrosa, Quart-Palomar, Maestro Gozalbo o Císcar-Burriana, comisiones con indudable peso específico en la fiesta, regresaran de vacío. Por contra, comisiones que pasan más desapercibidas a lo largo del año salieron dando saltos: General Pando (que vuelve a su costumbre de ser vivero de cortesanas), San Rafael, Campamento-La Yesa, Ingeniero José Sirera... o tres que se estrenan en este cuadro de honor: El Parotet, Reino de Valencia-San Valero (comisión veteranísima) y Maestro Bellver-Mariano Ribera.

Estudiantes y trabajadoras, sin alguna ocupación de esas insólita en grado sumo, poblan la corte mayor aunque, con el ya asentado aumento de la edad media, con carreras plenamente consolidadas. En infantiles, tener cortesanas no puntúa para la lista de «los 50 mejores colegios», pero el único doblete se lo llevó el Pablo Neruda con Andrea Hernández y Patricia Cañestro.

Queda poco par acabar el interminable proceso. Lledó se reúne hoy con las elegidas y sus padres. Y hoy también se elige el jurado y faltará saber si alguien en la asamblea de presidentes sugiere cambios en el proceso electoral.