«Apoyar, promover y estimular la conservación, protección, estudio riguroso, enseñanza, difusión y dinamización de la fiesta de las fallas como patrimonio cultural y social del pueblo valenciano y asegurar un conocimiento adecuado de la historia y la identidad de la fiesta fallera que fomente la autoestima del colectivo fallero y propicie cara al exterior una percepción correcta y dignificada de la imagen de la fiesta». El casal Bernat i Baldoví nació ayer con una puesta en escena en la que se presentó como un nuevo colectivo de pensadores inquietos por la promoción cultural del legado fallero. Y aunque en su decálogo no hace una declaración expresa de otras intenciones, se adivina su irrupción como una «tercera vía», donde no hay duda de su perfil «blavero», pero tan escépticos con, por ejemplo, Compromís como con el PP.

Su elenco de fundadores incluye un heterogéneo mosaico de protagonistas de la fiesta, llegados de diferentes partes de la misma. Desde críticos con la Junta Central Fallera a altos cargos de la misma. Enrique Almero, José Manuel Cort, Alberto García Iranzo, Vicente de Castro, Antonio Marco, José Ynat, Elena Muñoz, Nelo Pinyol, Daniel Sánchez Parejo, Julio Fontán o hasta ahora tan alejados entre sí como Juan Ramírez y Laura Cano por un lado y José Luis Llorens por otro. La presidencia es de Oscar Rueda. Un mezcladillo donde igual hay asambleistas de peso con galardonados en el concurso de llibrets, investigadores reconocidos de la fiesta, informadores o autores de guiones que aseguran estar dispuestos a facilitar la difusión de la fiesta y su vertiente cultural.

La declaración de intenciones no descalifica la labor de otros colectivos, aunque salta a la vista que su ideario difiere de la Associació d'Estudis Fallers. Aún así, la política, de ningún color, no es aludida en el proyecto. En todo caso, a que «cobra especial importancia la presencia social y colectiva de la fiesta fallero y el estímulo a particulares, entidades, colectivos y a las propias administraciones públicas para que trabajen en espíritu positivo por el mantenimiento, refuerzo y difusión de la fiesta como factor cívico cohesionador de la sociedad actual». Entre los objetivos del «Casal» estará el de estructurar acciones para reivindicar ese «valor como patrimonio de valor incalculable».

Publicar a través de revistas y soportes electrónicos, asesorar a las comisiones en la elaboración de sus llibrets o consolidar la enseñanza y promoción de la lengua valenciana (bajo las reglas de la RACV) en los ámbitos de la fiesta también forman parte de su decálogo.