Un simple paseo por el Marítimo se convierte en una lección de historia con la compañía de Joaquim Díez. Tras casi ochenta años pisando sus calles y fotografiando sus casas, ningún rincón esconde secretos para su memoria.

Después de bucear durante años en su historia, ¿reconoce el Marítimo en el que vive?

Lo reconozco porque las imágenes las tengo grabadas en la mente y veo donde antes había y ahora no hay. Llevo cuatro años en la hemeroteca recopilando artículos y escuchando a la gente mayor. La transmisión oral ha sido muy importante.

En el primer volumen se fijó en el Puerto, ¿de qué habla en este segundo tomo?

De temas como la prensa del Marítimo, donde se llegaron na publicar cuatro diarios a la vez, de la fundación de Las Arenas, de las "barraquetes de bany", de la importancia de productos como la nieve que se traía de la Calderona, de la sal, el trigo, la carne...

¿La carne? ¿Pero éste no era un pueblo de pescadores?

El ambulatorio de la calle Serrería fue un matadero y en el libro hay fotografías de las recreaciones de cabezas de cerdo, ternera y otros animales que todavía están colgadas allí, en un patio al que no se puede acceder. Aquí, cuando la gente va al ambulatorio dice aquello de "me'n vaig al 'matadero'". El pescador nunca ha querido el pescado. Siempre se ha dicho que "lo mejor del pescado es el cerdo", o sea, el dinero.

¿Blasco Ibáñez presidió una procesión de la Semana Santa?

Sí, pero eso fue anteayer. Hay un estudio del 1700 en el que se habla de la cofradía de la Concordia, la más antigua del Grao.

¿Que le motiva a escribir esta gran crónica del Marítimo?

Soy de letras, sumaba con los dedos. Estudié Derecho y Psicología, pero desde pequeño lo que me ha gustado es entrar en una biblioteca, estar con los libros y buscar cosas. Conocí a Francisco Almela i Vives, cronista de Valencia y él me orientó. He recuperado todo ese trabajo y gracias a los planes de Rita Barberá ahora somos cinco o seis personas que, si nos lo van a destrozar todo, por lo menos queremos que quede constancia de todo lo que existía, del viejo Marítimo. Estamos contando anécdotas, edificios antiguos, costumbres... todo para que las generaciones que vengan detrás puedan leerlo.

¿Le chirría la idea de construir hoteles en la Marina Real?

Todo lo que se ha hecho en el Puerto ha sido para tapar el Grao. Por ejemplo, Sorolla tiene un busto en la plaza de la Armada Española y dicen que así mira hacia el mar, pero la verdad es que Sorolla está de cara al "Oracle" y al "Alinghi". Habría que retirar todos esos "trastos" y arreglar los tinglados, que son fabulosos, para que la gente vaya y lo vea. Me parece bien que se edifique, pero siempre que no se moleste a la gente.

¿Qué opina del bloqueo en el que pervive el Cabanyal?

La disposición de las casas siempre ha sido horizontal y de cara al poniente, para evitar el sol. Eso ha salvado al pueblo. Ahora, en la zona en la que está planeada la avenida no vive nadie, sólo ocupas. Es un desastre, porque se perjudica a los que viven al lado, que prefieren marcharse, mientras los mayores van muriendo.