Con la policía de proximidad implantada en toda la ciudad, el seminario que se celebra estos días en Valencia tiene como objetivo revisar el trabajo realizado en los 20 últimos años y replantearse las distintas parcelas en las que trabajan, entre ellas las redes sociales, los accidentes pirotécnicos, la mediación o la pequeña delincuencia.

En origen, las funciones de la policía de barrio son muy extensas y muy pegadas al terreno. Colaboran en las campañas institucionales, informan sobre comportamientos irregulares, actúan como mediadores en conflictos ciudadanos, atienden a los escolares a la entrada y salida de los colegios, velan por el cumplimiento de las ordenanzas y los normas básicas de civismo, atienden las reclamaciones vecinales a través de las asociaciones de vecinos o directamente de particulares etc.

Al parecer, sin embargo, ha llegado el momento de darle "un impulso a este exitoso modelo policial", dijeron fuentes del cuerpo. Se trata de conocer las aportaciones, sugerencias y quejas de los profesionales y posteriormente analizarlas, revisar los procedimientos actuales y, en su caso, actualizarlos de manera paulatina.

En estos cursos, que se celebran entre los meses de octubre y noviembre, se replantearán parcelas que pueden encuadrarse en la razón de ser de la policía de barrio, que es la prevención. Esas parcelas serán, según las fuentes, la educación vial, que ha estado muy presente en todo el trabajo de los agentes de proximidad, las redes sociales, los accidentes pirotécnicos, la mediación o la pequeña delincuencia.

Por los cursos pasarán tanto los 208 agentes como los mandos (1 intendente general coordinador, 7 inspectores y dos oficiales coordinadores por cada una de las siete unidades de distrito).