El cardenal valenciano Ricard Maria Carles, arzobispo emérito de Barcelona, fue ingresado ayer en el Hospital de la Mare de Déu de la Cinta de Tortosa (Tarragona) con «sintomatología neurológica», según informó el Arzobispado de Barcelona en un comunicado. Fuentes del arzobispado indicaron ayer que posiblemente el cardenal ha sufrido un ictus y que su estado por ahora es «delicado». Ricard María Carles tiene actualmente 87 años, y la afección le ha sobrevenido cuando estaba en su casa de Tortosa.

El cardenal fue arzobispo de Barcelona entre 1990 y 2004, y anteriormente había sido el obispo de Tortosa, entre 1969 y 1990. Nació el 24 de septiembre de 1926 en Valencia y en 1990 fue nombrado arzobispo de Barcelona, donde creó el Instituto de Teología Espiritual, y cinco años más tarde el Papa Juan Pablo II lo nombró miembro del consejo de cardenales para el estudio de los problemas económicos y organizativos de la Santa Sede. Carles fue retirado como arzobispo de Barcelona el 15 de junio de 2004, a los 78 años y tras 14 años al frente del cargo, momento en que fue nombrado Lluís Martínez Sistach. Nada más se facilitó sobre su estado de salud al cierre de esta edición.

Antes de su etapa catalana, Ricard Maria Carles estuvo casi dos décadas en Valencia. El 29 de junio de 1951 fue ordenado sacerdote y dos años después se licenció en derecho canónico en la Universidad Pontificia de Salamanca. En el mismo año de 1953 fue nombrado párroco y arcipreste de Tavernes de la Valldigna, y en 1967 fue trasladado a la parroquia de San Fernando de la ciudad de Valencia. Actuó como consejero de la JOC y fue responsable de la formación de los diáconos, posteriormente fue nombrado delegado episcopal para el clérigo y consejero diocesano de pastoral familiar. Luego fue nombrado obispo de Tortosa.

Carles participó en el cónclave que eligió papa a Benedicto XVI. En este último cónclave no pudo entrar al ya no gozar de la condición de cardenal elector por edad. En una entrevista mantenida con Levante-EMV en los días previos al último cónclave en la Sixtina, Carles valoró de forma positiva la renuncia de Benedicto XVI y se anticipó a lo que iba a venir al afirmar que «no estaría mal que el nuevo Papa fuera de América». De hecho, respondió que «la mayor cantidad de cristianos católicos están en América: en América del Norte y en América del Sur. De los que yo conozco en aquel continente, algunos podrían ser papables», valoró en aquellos días de febrero previos al cónclave. Asimismo, destacó que «el nivel cristiano de América en su conjunto es muy elevado. Por eso digo que el Papa vendrá, con la idea de todos, para intentar hacer lo que en este momento querría Jesucristo».