Al autor, junto con Vicente Corell, del plan especial de reforma interior (Pepri) del Cabanyal le hastía la polémica y la demonización de su proyecto. Quiere que se ejecute el plan aunque para ello haya que revisarlo.

¿Le parece que la conexión de Blasco Ibáñez con el mar es un proyecto prioritario en estos momentos?

El proyecto tiene que llevarse a cabo porque significa calidad de vida para el distrito del Marítimo. No prolongar Blasco Ibáñez sería un error porque no se resuelve la estructura de la ciudad. También es cierto que hay unas prioridades económicas. Es un proyecto importante, pero creo que ahora es más prioritario el Parque Central.

¿Hay quien opina que Valencia ya está conectada con el mar por otras avenidas, como la del Puerto o Tarongers?

La avenida de Tarongers llega al mar pero es como una ciudad sin ojos porque a ambos lados sólo hay dotaciones públicas que de noche no tienen vida. Blasco Ibañez es una avenida popular y muy potente que tiene que conectarse con el mar.

¿El problema es que en medio hay un barrio protegido?

Es cierto que hay delimitado un ámbito como Bien de Interés Cultura que es incompatible con la prolongación, pero la afeccion patrimonial no es relevante.

La ciudad lleva un siglo intentando conectar Blasco Ibáñez con el mar ¿por qué no ha sido posible?

Las operaciones de este estilo requieren varias generaciones y cuestan mucho social y económicamente. Además, solo pueden salir adelante con un gran consenso político. En el PGOU de 1988 estaba prevista pero por una cuestión de oportunidad política se decidió dejarla fuera. El plan especial del Cabanyal se empezó a redactar en 1997 pero quizás no tuvo el mismo consenso que en el PGOU, lo que sumado al rechazo vecinal ha impedido llevarlo a cabo. Pero en las encuentas, la mayoría de vecinos está a favor del plan. Estos proyectos son muchas veces usados como armas políticas y la que sale perdiendo al final es la ciudad.

¿No hay otra alternativa para conectar Blasco Ibáñez con la fachada marítima que derribar 1.600 casas del Cabanyal?

Nosotros planteamos tres alternativas. En la primera la avenida acababa en una gran plaza. La otra era una prolongación lineal económicamente inviable. Era muy costosa porque obligaba a derribar varios edificios en altura de la época del desarrollismo, muchos fuera de ordenación. Habíamos llegado tarde. La alternativa que se eligió es la que menos coste de expropiaciones tenía, una avenida ligeramente perpendicular de 48 metros de anchura que mantenía la ortogonalidad del barrio. La orden del Ministerio de Cultura dice que representa expolio, algo que no comparto. El catálogo del plan del Cabanyal contempla 600 edificios y sólo se descatalogan 45.

¿Qué opina de las operaciones de cirujía urbana y la prolongación 'en peine'?

Son viejas figuras teóricas, no resisten cuando se las baja a la escala real. Supondría derribar más edificios que la prolongación en sí. En estos años, no he visto ninguna propuesta que merezca algo de interés.

¿Le gustaría que el ayuntamiento les llamase para adaptar el plan a la orden ministerial?

Sí nos gustaría. Es un reto profesional y estaríamos muy interesados. No se nos caerían los anillos por replantearnos lo que hicimos, siempre que nos dejaran hacer algo digno. Soluciones para la prolongación puede haber todas las que se quiera. Hay alternativas. Todo depende del presupuesto que haya.