El 14 de enero de 1812, el mariscal Suchet, nombrado duque de la Albufera por Napoleón, hacía su entrada triunfal en una capital del Turia rendida al ejército francés. Nada más tomar las riendas del nuevo territorio conquistado, los altos mandos galos ordenaron la búsqueda inmediata del único mapa de la época en el que se detallaba una relación precisa de todas las poblaciones, las alquerías y las huertas que rodeaban la ciudad. El plano en cuestión, titulado «Huerta y particular contribución de la ciudad de Valencia», fue elaborado por Francisco Antonio Cassaus en 1695 y por aquel entonces era el mejor instrumento posible para efectuar un cobro efectivo de los impuestos, puesto que funcionaba a modo de inventario fiscal, en el que se identificaban los terrenos que debían aportar tributos.

Los soldados franceses acudieron raudos a la catedral, donde se aseguraba que se tenía custodia del documento y sus copias. Sin embargo, llegaron tarde. Al parecer, todos los planos habían sido destruidos... o escondidos. Todos excepto uno.

Dos siglos y dos años después, la Societat Bibliogràfica Valenciana «Jerònima Galés» ha llevado a cabo una reedición del único ejemplar de aquel preciado mapa que sobrevivió a la Guerra de la Independencia y que, actualmente, forma parte de la colección privada de José Huguet. La asociación ha editado 157 copias para distribuirlas entre las bibliotecas públicas de Valencia y entre los lugares de estudio, para que todo el mundo tenga acceso a este mapa que parecía perdido. Todo con motivo de la celebración del vigésimo aniversario del colectivo.

Cabe resaltar que, en el año 2009, el profesor de la Universitat de València Alberto Faus rescató el documento para analizarlo y estudiarlo en profundidad. En este trabajo, Faus observó la exactitud del mapa a la hora de señalar las diferentes poblaciones dependientes de Valencia, así como los antiguos caminos, los jardines y las huertas de la zona. .

Ahora, el investigador Germán Ramírez añade la hipótesis de que la resistencia de la ciudad de Valencia, ante la inminente llegada de las brigadas francesas, hizo desaparecer todas las copias de este mapa para dificultar que las fuerzas invasoras pudieran tener un control exhaustivo del terreno que circundaba la capital. De hecho, hasta la década de los años 90 había nulas esperanzas de encontrarlo, aunque se tenían referencias sobre su existencia.

«Tenía una finalidad fiscal»

«El plano tiene una finalidad fiscal y cuando los franceses entran en Valencia en 1812, lo primero que hacen es pedir el mapa de la 'Huerta y particular contribución de Valencia'. Los franceses se reúnen en la Casa de la Ciudad, en lo que es el actual jardín del palacio de la Generalitat, cruzan la plaza y piden el plano en la catedral. Pero allí ya no estaba», explica Ramírez. Además, el grabado esconde muchas curiosidades. «Hay cosas interesantes en el documento. Por ejemplo, el autor es Francisco Antonio Cassaus, un jesuita extremeño que también hizo otro plano de la ciudad, así como uno del Reino de Valencia. Por otro lado, la orientación que tiene es de Oeste-Este, por lo que abajo está el mar. Esto es algo muy propio de la cartografía del siglo XVII. Los carteles y los elementos simbólicos que aparecen, como el ángel custodio protector de la ciudad que sostiene el escudo heráldico y el carro triunfal de la riqueza y la abundancia de la tierra fértil, también apuntan a esta época», señala este experto, uno de los cincuenta miembros de la Societat Bibliogràfica Valenciana.