Cuenta la mitología que las rosas son las gotas de sangre que brotaron del pie de Venus al pincharse. La fascinación del ser humano por esta flor ha sido una constante en la historia. Egipcios, griegos, romanos y persas intentaron conocer los secretos de la rosa y sofisticar las fórmulas para crear los más bellos jardines. Una pasión que ha llegado hasta nuestros días y cuya máxima expresión son los concursos internacionales de rosas, de los que se cuentan un centenar en todo el mundo.

El de «La Bagatelle», en París; Baden-Baden (Alemania); el «Rose Garden», en Roma, y el del «Parc de la Grange», en Ginebra, son quizas los más prestigiosos.

La cuna de la rosa en Europa es Francia, aunque en la actualidad son los obtentores ingleses los más laureados. La emperatriz Josefina fue clave en el cultivo moderno de la rosa. Ella impulsó la hibridación de rosas. Napoleón le compró la Malmaison en 1798, con un jardín de 82 hectáreas donde la emperatriz dio rienda suelta a su pasión por las rosas. Josefina, que dio nombre a la variedad «La France», impulsó la hibridación enviando a sus horticultores a buscar nuevas variedades a Asia y China, de donde traerían, entre otras, la rosa de Damasco, una de las variedades con más pétalos. En su jardín llegaron a existir 250 especies de rosas.

En España hay dos concursos internacionales, en Madrid, donde la tradición se remonta a los años 50 del siglo pasado, y Barcelona, donde se celebra desde hace once años. La ciudad condal debutará este año como anfitriona del Congreso Internacional de Rosas organizado por la Federación Mundial de Asociaciones de la Rosa.

Rita Barberá lleva años intentando convertir a Valencia en capital de la rosa. «Quiere que la rosa sea la nueva Fórmula 1», afirma uno de sus colabores. Valencia quiere entrar en la «Champions League» de la rosa. La ciudad estuvo a punto de conseguir en 2008 que la Federación Mundial de la Rosa avalase la celebración de un concurso internacional en Valencia. Este organismo sólo suele reconocer dos concursos profesionales por país. En España ya hay dos. Para darle su apoyo, la federación planteaba que el de Valencia tuviera alguna singularidad, por ejemplo, que sólo se pudieran presentar variedades de rosas perfumadas o de rosas en maceta.

Finalmente, la idea se desinfló. Celebrar un concurso internacional requiere una infraestructura, una rosaleda extensa donde cultivar las variedades que se presentan al concuruso y un equipo de personas que las cuide.

El ayuntamiento ha retomado ahora el proyecto con un concurso popular de rosas, que tiene como precedente la exposición de rosas que organizó entre los años 50 y 60 del siglo pasado la Sociedad El Micalet. Además, está organizando una ruta de la rosa, con 18 escalas y el Jardín del Turia como hilo conductor. Arrancará en la rosaleda de las pistas deportivas, pasará por la del Palau de la Música y acabará en la del Palau de les Arts, donde se cultiva la variedad «Valencia». Valencia será los días 14 y 15 de mayo subsede del Congreso Internacional de la Rosa de Barcelona. Los congresistas, entre ellos prestigiosos «obtentores» de rosas, visitarán los principales jardines de la ciudad, como l'Hort de Romero (Jardín de Monforte) y también los rosales de la Malva-rosa especiales por estar adaptados a unas condiciones ambientales difíciles por el salitre.