La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, junto con las concejalas de Limpieza y Playas, MªÀngels Ramón-Llin y Lourdes Bernal, anunciaron ayer la apertura al baño de las cinco playas que se habían visto afectadas por el vertido de fuel. Aunque cabe la posibilidad de que el viento cambie de poniente a levante y eso arrastre «pequeñas galletas» de chapapote a las costas, todo parece indicar que el peligro ya ha pasado. Permanece vigente, eso sí, la recomendación de usar chanclas por si queda algún resto en la arena. En total, se han recogido algo más de 11 toneladas de residuos en tierra y una cuantía no determinada en el mar.

Las playas afectadas por la mancha de fuel han permanecido cerradas al baño hasta que el Laboratorio del Ayuntamiento de Valencia y el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil han realizado los análisis de calidad del agua y han comprobado que su estado es óptimo.

«Las playas están abiertas, están limpias», dijo Barberá, quien aseguró que «el esfuerzo» para que esta zona del litoral valenciano recobrara la normalidad «ha sido tremendo por parte de todos los servicios» implicados en la limpieza. «Se acabó el episodio, no hay nada más. Hay carteles de precaución por si acaso, pero nada más», dijo.

En este sentido, Lourdes Bernal explicó que la apertura de las playas se está comunicando a «todos los ciudadanos» a través de la página web del Ayuntamiento y de los carteles instalados en la costa.

Bernal garantizó que tras la limpieza «el agua es apta para el baño», aunque advirtió a los bañistas que tendrán que tener «un poquito de precaución, porque lógicamente puede haber algunas galletitas pequeñas». Pese a ello, «no pasa absolutamente nada y se puede hacer uso de las playas con normalidad».

Por último, la concejala de Medio Ambiente y Residuos Sólidos explicó que las labores de limpieza terminarían a medio día de ayer. «Están acabando de recoger», dijo Mª Àngels Ramón-Llin a media mañana.

Hasta ahora, los servicios municipales de limpieza han recogido algo más de 11 toneladas de fuel y arena, una cantidad que puede aumentar ligeramente si cambia el viento a levante y el mar devuelve algo más de fuel a las playas.

Para controlar esa posibilidad, un avión de Salvamento Marítimo sigue peinando la costa y los servicios de limpieza continúan alerta. Será, en cualquier caso, algo muy residual.