El vertido de fuel frente a las playas de Valencia ha reabierto el debate sobre la conveniencia de que decenas de barcos fondeen frente a estas costas a la espera de muelle en el puerto, un riesgo sobre el que la Autoridad Portuaria y el Ayuntamiento de Valencia tienen puntos de vista distintos.

La Delimitación de Espacios y Usos Portuarios (DEUP) planteada por la Autoridad Portuaria y puesta a información pública a finales del año pasado establece dos zonas de fondeo al norte y al sur del puerto. En ésta última prevé la parada de hasta 18 buques a la vez, aunque para una y otra prevé también un alejamiento de la costa.

Según explicaron ayer fuentes de la Autoridad Portuaria, la idea es que los barcos pequeños se alejen una milla y media mar adentro respecto al lugar que ocupan ahora y que los más grandes lo hagan entre tres y cuatro millas más. Cada milla náutica son 1,8 kilómetros.

Para el Ayuntamiento de Valencia, sin embargo, se trata de una medida insuficiente, ya que están en riesgo las playas de la ciudad, que, además, en el sur forman parte del Parque Natural de la Devesa-Albufera, lo que les añade valor ecológico. De hecho, el pasado mes de febrero presentaron un informe a la Autoridad Portuaria en el que aseguran que la propuesta de la Administración central sólo ha tenido en cuenta las necesidades del tráfico de barcos y no ha pensado en los diez kilómetros de litoral municipal.

Según fuentes oficiales, ese enfrentamiento no se ha resuelto, primero porque la Delimitación de Espacios y Usos Portuarios se ha elaborado con criterios puramente técnicos y segundo porque el informe del ayuntamiento no eran unas alegaciones como tal.

En cualquier caso, recordaron que la DEUP es sólo una propuesta que aún no se ha hecho realidad ni tan siquiera existe una fecha de entrada en vigor.

Entre tanto, los usuarios de las playas y los profesionales piden, con más o menos intensidad, algo de respeto para el litoral. Paco Navarro, responsable del restaurante Las Viñas, de El Saler, cree que «cualquier medida que aleje el riesgo es bienvenida», pues ellos viven de las playas y de la gente que las frecuenta. «Hoy seguro que están trabajando más en la Malva-rosa, porque allí no se ha prohibido el baño», dijo. «Es lo mismo que cuando hay medusas, la gente viene y se marcha a su casa», añadió.

Por su parte, Paco, usuario de la playa jubilado, dijo entender la posición de los barcos, pues «algunos se quedan un día o dos fondeados y tienen que bajar a tierra a por provisiones».