Los más veteranos oímos en nuestra niñez y juventud a nuestros mayores hablar de la «Finca del chavo», un enorme edificio que existía y existe en la esquina de la avenida del Marqués de Sotelo y la calle de San Pablo. Sí, muy cerca de donde ellos decían que estaba el Gran Teatro, que luego fue el cine Rex y que ya no existe tampoco.

Pero es que, tradicionalmente, los mayores recuerdan bueno, ahora ya «recordamos» cómo se llamaban los lugares urbanos que cambiaron de nombre; que a nuestros abuelos aún les hemos oído hablar de «la plaza de Emilio Castelar» que ya ha tenido cinco nombres o del «Llano del Remedio», que ahora es Navarro Reverter.

Pero volvamos a ese enorme edificio de carácter social de la aludida esquina, construido sobre el solar del antiguo convento de las Agustinas de la Presentación. Fue en la segunda mitad de los años veinte del pasado siglo cuando comenzó la construcción para la «Caja de Previsión Social», cuando estaba reformándose la estructura urbana entre la Plaza del Mercado Central y la estación del Norte; era Alcalde de Valencia el Marqués de Sotelo, Carlos Souza Álvarez, que ocupó el mando municipal durante los años de Miguel Primo de Rivera y murió en el año 1938 luego no fue alcalde franquista, como han escrito algunos.

Y como la cotización social en aquellos tiempos era de diez céntimos de peseta dividan un euro entre 1.660, cantidad que era conocida popularmente como «un chavo», abreviatura del antiguo «ochavo» para la gente aquello ya quedó como la «Finca del chavo» por mucho tiempo.

Fue el arquitecto Viedma quien dirigió las obras, y durante la década de los años treinta fue un tiempo dedicado a sede del Ministerio de Trabajo. Tras la Guerra Civil, allí arrancaron las nuevas medidas sociales con las leyes del «Fuero del Trabajo», los subsidios familiares y de vejez y el seguro obligatorio de enfermedad, que inicialmente allí tuvo en Valencia su sede. Luego, al poco tiempo, esas necesidades y atención se fueron dispersando en numerosos inmuebles, pues ya el Seguro de Enfermedad, la Magistratura del Trabajo, etcétera, fueron teniendo sus diferentes sedes.

Pero los más maduros aún seguimos recordando a nuestros mayores, y a veces, en broma y en tertulias, nos referimos a la «Finca del Chavo», que hoy alberga la Tesorería Territorial de la Seguridad Social. Así que si alguien nos oye decir esta denominación, que recuerde este texto, porque así sabrá lo que era «un chavo»; aunque a los más jóvenes habrá que contarles lo que ha sido el real, los diez céntimos, la perra gorda, la perra chica, la peseta, el duro, los veinte duros, etcétera? Claro que, si resucitaran nuestros abuelos, tendríamos que explicarles lo que es un euro?