La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, presentó ayer el primer circuito urbano de la rosa, un recorrido de tres kilómetros con escalas en las dieciséis rosaledas más emblemáticas de Valencia, entre ellas, la del propio Jardín del Real, que lleva el nombre del doctor López Rosat y que cuenta con más de 10.000 rosales y más de un centenar de variedades distintas.

La primera parada del circuito es la rosaleda de la Estación de Fusta y la última el bulevar sur. La ruta incluye asimismo las rosaledas del Palau de les Arts, del Palau de la Música, del MuVIM, del Palacio de Congresos, del tramo III del Jardín del Turia, los jardines de Monforte, Albalat dels Tarongers, Blasco Ibáñez, Maestro Rodrigo, la Alameda, Viveros, Parque del Oeste, Corts Valencianes y el paseo de Neptuno. Esta última rosaleda está ubicada a pocos metros de otro circuito, el de Fórmula 1, recuerdo de la Valencia de los grandes eventos.

En la rosaleda histórica de Viveros se pueden ver rarezas como la «Banksiae», una rosa antigua que marca la entrada de la primavera y que sólo florece una vez al año, o la valenciana «Georges Moustaki», cuyo obtentor es Viveros Ferrer. También florecen allí dos variedades de rosa de tipo inglés, con muchos pétalos y similar a una alcachofa. Son la «Boticcelli» y la «Leonardo da Vincci», ambas de color rosa.

Esta variedad no es muy habitual en Valencia, donde la que más se reitera es la rosa «Sevillana», una de las variedades paisajistas que mejor funciona en entornos urbanos por su resistencia y por su abundante floración durante todo el año. Esta variedad, de color rojo, se utilizó por primera vez en Valencia en los jardines del Palau de la Música, inaugurado en 1987, y dado su buen resultado se fue extendiendo al resto de la ciudad. Hasta entonces los rosales que había en Valencia eran manchas dispersas de las denominadas rosas de té, la rosa permufada y de formas muy definidas típica, como la «Chrysler Imperial» o la «Queen Elisabeth».

En la actualidad la rosa «Sevillana», muy impactante a nivel visual, se puede ver, sola o en combinación con la variedad «White», en el Palacio de Congresos, en los jardines de Blasco Ibáñez y en Maestro Rodrigo.

Otro de los tipos de rosa que pueden observarse durante el recorrido y que también es frecuente en la ciudad es la «Knock Out», una variedad que experimenta mutaciones espontáneas de color y que ha dado muy buenos resultados en zonas de litoral, expuestas al salitre. Esta variedad está presente en el paseo de Neptuno.

Quizas la rosaleda más fotografiada de la ciudad es la del Palau de les Arts, en la Ciudad de las Ciencias, donde también hay otras variedades como la Charles de Gaulle, una rosa de color malva, única en su género y muy perfumada, o la «Marie Curie», de floración muy abundante y color anaranjado.

Barberá explicó ayer que Valencia aspira a ser un referente internacional en el cultivo y la exhibición de rosas para ello ha organizado el I Certamen Internacional de Rosas, que nace con vocación de continuidad y que incluye el circuito de la rosa, un concurso popular, talleres y exposiciones. Hoy visitarán las rosaledas de la ciudad, un grupo de 35 expertos internacionales.