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Jubilado

El concejal número 34 del "cap i casal"

J. Vicente García Romero ha presentado 200 quejas en 25 años, todo un ejemplo de perseverancia ante la administración

El concejal número 34 del "cap i casal"

José Vicente García Romero, un vecino del barrio de Montolivet de 73 años podría considerarse por su dedicación y conocimiento de la ciudad un concejal más del Ayuntamiento de Valencia. Este trabajador ya jubilado de una multinacional del sector de la alimentación tiene en su haber más de 200 reclamaciones y sugerencias de toda índole (tráfico, mobiliario urbano, recogida de basura, Fallas, transporte público...) presentadas a lo largo de 25 años por registro de entrada en el «cap i casal». Casi todas escritas a mano. La alcaldesa, Rita Barberá, le envió aún no hace mucho una carta de agradecimiento por sus desvelos por hacer una ciudad mejor.

José Vicente García asegura que no pertenece a ningun partido político. Está metido en la asociación de vecinos de Montolivet, pero las reclamaciones «las he presentado por libre». «En esta país no estamos acostumbrados a reclamar. La gente se queja verbalmente pero no lo escribe y las palabras se las lleva el viento», explica en tono vehemente. Asegura que al principio le costaba mucho redactar los formularios oficiales, pero «al final aprendí». Ahora confiesa que no puede contenerse y cada vez que observa que algo no funciona en la calle se va directo al ayuntamiento a presentar una queja por escrito.

«Yo salía de trabajar a las cinco de la tarde y en vez de irme al bar me dedicaba a pasear por el centro de la ciudad y por la playa y empecé a ver obras, veía y veo cosas inverosímiles, pregunto y me intereso. Me gusta preocuparme por mi ciudad», resume José Vicente García.

Ha presentado quejas y sugerencias de toda índole. Desde un socavón en la avenida de la Plata hasta la reforma de la plaza de la Almoina, que «es un espacio inconcebible con esas escaleras que son precipicios». Ha propuesto la ordenación de los premios de Especial de las Fallas para que se ponga un presupuesto fijo y también para que se eliminen de la «mascletà» las carcasas aéreas por el riesgo de accidentes que, a su juicio, entrañan en un espacio donde se concentra un número tan elevado de gente.

También ha propuesto la peatonalización del 90 % de la plaza del Ayuntamiento, que él califica como «la estación de autobuses más grande del mundo». «Es tan sencillo como desviar el tráfico de la plaza de la Reina y Paz por San Vicente, dejando únicamente el tráfico de Marqués de Sotelo, Lauria, Periodista Azzati y Barcas». Pergeñar esta propuesta le llevó dos meses en los que se tuvo que subir a 19 líneas de autobus para estudiar posibles desvíos del tráfico. «Es sencillísimo, pero no me han constestado», se lamenta.

Y es que José Vicente García asegura que en las quejas de menor importancia sí le suelen hacer caso pero en las de envergadura, como la remodelación del emisario de Vera, obtiene el silencio por respuesta. Sus reclamaciones más recientes se debieron a la suciedad en un parada de autobús en la plaza del Ayuntamiento y a unas vallas de obra que se habían eternizado en María Cristina. Ambos problemas se han solventado.

Una de las instancias de José Vicente García estaba dirigida a los gobernantes de la ciudad «para decirles que iban de su casa al ayuntamiento y no pisaban la calle». «No saben cómo está la ciudad. Ese es su problema».

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