Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Comisiones

Almirante Cadarso ya intentó fusionarse con dos fallas

La comisión, cuya continuidad depende de que haya un acuerdo entre los bandos, sugirió unirse a Maestro Gozalbo y a Duque de Calabria

Almirante Cadarso-Conde Altea tiene todos los ingredientes para ser una comisión del más alto nivel: un censo ajustado, pero suficiente (ahora mismo, no). Tiene actividades muy importantes en el calendario fallero, tanto los dos monumentos como la Parada Mora (atrás queda el engraellat o la moto-mascletà). Tiene una ubicación privilegiada, cerca del centro y en un lugar de tránsito masivo. Y tiene patrocinadores que saben que la inversión está más que justificada por los miles de personas que acuden cada año a este cruce de calles. Sin embargo, los enfrentamientos internos han llevado a que este edificio esté, en estos momentos, en serio peligro de venirse abajo. Todo dependerá de la junta extraordinaria en la que se intentará salvar el futuro de la comisión o, finalmente, disolverla.

Para ello, tal como ya publicó Levante-EMV el pasado sábado y miércoles, también es decisivo que finalmente haya acuerdo o no sobre el pago de la deuda que reclama la ex presidenta Laura Cano. Ésta ha puesto sobre la mesa un plan de pago que considera excepcionalmente flexible y asumible. Sin embargo, una parte importante de la comisión uno de los pocos grupos que quedan en la misma no reconoce la deuda como tal, aunque sí que se tenga constancia de la existencia de desembolsos.

En el libro de morosos

La crisis económica, con la desaparición de algunas partidas importantes como la publicidad institucional o los lógicos descensos de los privados afectó a la comisión. Pero también esas divisiones internas, que contribuyeron a la reducción del censo. En seis años se bajó a la mitad: de 182 adultos en 2008 a 93 en 2014. Pero además, se sucedieron las denuncias por impago de cuotas. El pasado ejercicio fueron varios los plenos de la Junta Central Fallera en los que se informó de la apertura de expedientes y la inclusión de antiguos falleros en el libro de morosos.

Antes de que llegara eso, la comisión intentó hacer una maniobra inaudita hasta el momento: sugirió a la comisión de Maestro Gozalbo-Conde Altea la fusión de ambas comisiones. Y posteriormente haría lo mismo con la de Reino de Valencia-Duque de Calabria. La unión entre comisiones vecinas es un hecho inusual en la fiesta. De hecho, tan sólo se ha registrado una recientemente: la de Linterna-Na Robella. Aunque, técnicamente, se trató de una absorción entre una comisión con un nivel más que aceptable (Linterna-En Gil) y otra que estaba al borde de la desaparición (Na Robella-Ángeles-Maldonado). Con la unión, Linterna pudo salir a la avenida del Oeste y la consecuencia no pudo ser más positiva: actualmente son una de las comisiones más pujantes del censo.

En este caso, la propuesta, realizada sobre el año 2011, era a dos comisiones pujantes. Primero fue a Maestro Gozalbo, con la que siempre se ha mentenido una relación cordial. De hecho, esta comisión emitió ayer un comunicado en el que mostraban su «más profunda preocupación ante la posibilidad de que nuestra falla vecina y amiga Almirante Cadarso desaparezca. No nos podemos imaginar un 15 de Marzo sin que en la siguiente esquina a nuestra demarcación no haya una falla plantada». Las conversaciones no avanzaron porque Maestro Gozalbo no quiso y a pesar de que las condiciones eran especialmente favorables (Almirante se responsabilizaría de la Parada Mora). Pero se trataba de dos realidades diferentes con dos filosofías de trabajo distintas, dos tipos de cuotas, dos situaciones económicas distintas, falleras mayores apalabradas para los años siguientes y artistas con los que había proyectos a largo plazo.

Después de la intentona con Maestro Gozalbo, la oferta se hizo a Reino de Valencia-Duque de Calabria, una unión que aún habría sido más espectacular, al unirse dos comisiones de Sección Especial. Las condiciones también eran muy generosas por parte de Almirante, pero la comisión ruzafeña aunque planta en la zona de Gran Vía prefirió, como era previsible, mantener su propia trayectoria.

Tras estos intentos, las relaciones en el seno de Almirante empezaron a deteriorarse y ahora se encuentra en la delicada situación que sólo los falleros pueden resolver.

Compartir el artículo

stats