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Regalos a la Casa Real

Un vínculo histórico en forma de presente

El Ayuntamiento de Valencia ha regalado a la familia real flores y medallas para los nacimientos y una vajilla de cerámica para la boda de los príncipes de Asturias

Un vínculo histórico en forma de presente

La proximidad de Valencia con la Casa Real ha quedado plasmada en las numerosas visitas de sus miembros y en los regalos que el ayuntamiento de la ciudad les ha hecho con motivo de los grandes eventos familiares. Una vajilla de cerámica de Faitanar o medallas de la Virgen de los Desamparados son algunos de ellos, pero también flores o facsímiles de incunables valencianos como el «De Tristita Christi» de Tomás Moro.

Recordar o precisar el número de regalos recibidos por la familia real desde Valencia es muy complicado. Sí pueden acotarse algo más los presentes que les ha entregado el Ayuntamiento de la capital, el más importante de los cuales es la vajilla que la corporación le regaló a los entonces príncipes de Asturias con motivo de su enlace matrimonial en 2004.

Se trata de 120 piezas de cerámica de Faitanar, elaboradas de forma artesanal y decoradas al estilo del Conde de Aranda, lo que las convierte en piezas únicas. El conjunto, además, fue encargado expresamente por el Ayuntamiento de Valencia para este enlace y cada una de las piezas lleva la Corona de Cuatro Diademas que representa al Príncipe de Asturias.

También los nietos de los reyes han sido agasajados en todos sus nacimientos. Y lo han sido de dos formas distintas, con medallas y con flores.

Las medallas, grabadas con el nombre de cada infante, les han sido enviadas con cada nacimiento, son de oro y llevan la imagen de la Virgen de los Desamparados, patrona de la ciudad y santo de devoción de algunos miembros de la Casa Real, entre ellos la infanta Doña Elena, de quien se dice que en numerosas ocasiones re rezado de incógnito delante de la Verge durante sus visitas a la ciudad.

Además, el Ayuntamiento ha puesto las flores en todos los bautizos de los nietos del Rey. Para el de la infanta Sofía, la segunda hija de los ahora reyes de España, se enviaron 18 centros florales de diferentes tamaños, adaptados tanto al acto religioso como a los jardines del Palacio de la Zarzuela. En concreto, eran rosas de la variedad «sweet avalanche» y «delfinium», también llamadas «espuela de caballo», ambas en colores rosa palo y champán.

Los ramos siempre han sido confeccionados en la Escuela de Jardinería de Valencia en acuerdo con los servicios de protocolo de la Casa Real.

Por lo demás, los agasajos materiales a la Familia Real se han producido siempre durante sus visitas a la ciudad y más concretamente en sus visitas a la casa consistorial.

En varios de esos momentos los reyes han recibido facsímiles de obras que se conservan en el ayuntamiento y que tienen un elevado valor político o histórico. Entre estos facsímiles figura «De Tristita Christi», copia del manuscrito original de Tomás Moro que se conserva en la ciudad. Este libro, sin ser una de las obras más relevantes del autor, se considera, sin embargo, la última joya que escribió antes de ser ejecutado y, por tanto, el testamento espiritual de un amante de la libertad de conciencia.

Otros libros regalados han sido obras de Lluis Vives o de Blasco Ibáñez.

También en el año 2005, durante su visita a las Fallas de Valencia y su paso obligado por el balcón del ayuntamiento, la princesa Letizia recibió una pulsera de valenciana. En aquel recorrido por la casa consistorial, antes de presenciar la «mascletà», la ahora reina se fijó precisamente en un retrato de la reina Sofía obra del pintor valenciano Alex Alemany.

De todas formas, de lo que más han disfrutado los reyes y los príncipes en Valencia ha sido de las famosas paellas de la Casa Forestal de El Saler. Al menos tres veces ha pasado el rey por estas singulares instalaciones a caballo entre el mar y la devesa para degustar los más singulares arroces.

Un de esas veces fue en diciembre de 2010 con motivo de la inauguración de la línea de alta velocidad entre Madrid y Valencia. Preparados por el hostelero Jesús Barrachina, los asistentes a aquella comida degustaron varios tipos de arroces (la reina es vegetariana) y un entrante de «alli pebre», otro de los platos de Valencia muy ligado gastronómicamente a la Albufera.

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