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Miguel del Rey Aynat

"Ya se ha perdido mucho, pero la Serena aún se puede salvar"

«Tras este edificio y otros de su época, la arquitectura rural y urbana en Valencia cambió», afirma el experto en arquitectura

"Ya se ha perdido mucho, pero la Serena aún se puede salvar"

Bajo la influencia del Patriarca Ribera, las clases acomodadas valencianas adoptaron en el siglo XVI el clasicismo como norma arquitectónica para sus viviendas. «La torre ya nunca será prismática y aterrazada, los chapiteles austracistas marcarán los acabados en l'Horta y en la ciudad de Valencia, las logietas superiores dominarán la forma y los remates de los edificios en la arquitectura doméstica, pero también en la oficial, como en el Ayuntamiento de Llíria o el Colegio del Patriarca», explica Del Rey, para quien la Casa de la Serena fue «el buque insignia de la nueva arquitectura».

¿Cómo calificaría el estado actual de la Casa de la Serena?

Está entrando en un proceso que puede ser irreversible, quizás en ruina. Tuvo ya una intervención de urgencia para estabilizarla hace ya unos años, y hubo, creo, que derribar algunas construcciones auxiliares.

¿Cuánto costaría recuperarla o, al menos, que su estado no fuera a peor?

No le puedo decir de manera concreta, pero cada día que pase es una posibilidad perdida, un muro, una viga, la escalera, poco a poco está llegando a un proceso que hacen complicada su restauración, y la conservación de los elementos primigenios. No he entrado en años, quizás el interior, vandalizado hace años, hoy sea irrecuperable

¿Por qué se ha llegado a esta situación? ¿Se podría haber evitado de alguna forma?

Cuando las cosas llegan a este extremo la culpa no es solo de una de las partes. Recursos, imaginación, voluntad por parte de la Administración, una política de posibles es mejor de máximos en estos casos.

¿Qué pierde el patrimonio valenciano si no se salva la Casa de la Serena?

Perderá un documento tangible de un momento importante de la historia, pues tras este edificio, y algunos otros de la misma época, la arquitectura de la casa rural, del palacio urbano, de las torres que marcaban el perfil de los paisajes, fueron diferentes. Sin ella no podríamos entender el resto de las torres y sus chapiteles, las formas de la torreta de la alquería de Falcó, de la alquería del Magistre, los miramares de la ciudad? de tantas cosas.

¿Qué papel jugó su construcción en la historia de la arquitectura valenciana?

La Alquería de la Sirena es una de esas piezas claves que permiten entender el concepto de alquería y su transformación en el tiempo. Pero también nos muestran el cambio y la consolidación de los lenguajes que desde este momento tomarán como referencia las arquitecturas de las clases dirigentes y marcarán el paisaje hasta bien entrado el siglo XVIII.

¿Se ha perdido mucho desde la primera vez que usted visitó el monumento?

El proceso es imparable, han desaparecido piezas y elementos insustituibles (el escudo creo que está a buen recaudo), se han deteriorado fábricas y estructuras de vigas, cubiertas. Se repuso y consolidó en el ala derecha, la torre y algún muro, pero sin posterior mantenimiento. Las tapias se han desmoronado, el jardín ha perdido todos sus elementos, las casas de caseros están vandalizadas? Qué más puedo decirle. Pero queda el documento, la materia, la forma?. Aún es posible recuperar ese extremo.

¿Sería una buena solución que sus propietarios la vendieran y se transformara en un hotel o en un restaurante para bodas, como ha ocurrido en otras alquerías de la comarca?

Siempre es bueno el retornar a la vida un edificio, y más uno de esta calidad, pero para ello es necesario un programa y una actitud. Un programa capaz de recuperar las partes nobles sin excesivos compromisos funcionales y «normativos», sobre todo de normas efímeras frente a la permanencia en el tiempo del monumento. A la vez, es necesaria una lectura correcta y propositiva del conjunto, de sus partes; saber donde se pueden construir cuerpos de nueva planta, sustituir elementos sin interés por otros que alberguen programas más o menos complejos y con una fuerte carga funcional pero que no condicionen la lectura, no caer solo en el fetiche, en valorar solo el cuerpo principal y su imagen, arrasando jardines, patios o espacios de acceso, como ha ocurrido tantas veces con esos ejemplos que nos viene a la cabeza y están tan cerca. En definitiva debe tener un buen proyecto de arquitectura para su restauración.

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