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Ayudas en Orriols

El mecenazgo llega a la comida solidaria

Una empresa de frutas de Puçol da de comer a 200 personas todos los días en pleno barrio de Orriols

El mecenazgo llega a la comida solidaria

Lo mismo que el mecenazgo ha vuelto con fuerza en la conservación patrimonial, la ayuda desinteresada y altruistas de una persona o una empresa ha llegado a la solidaridad más básica, que es la alimentación de aquellas familias que tienen dificultades para conseguir una ración diaria. Se trata de la empresa de frutas y verduras SanLucar, que desde su sede en Puçol ha creado «El Puchero» para dar de comer a doscientas personas todos los días en el barrio de Orriols.

Según explicó Steven Botton, mánager de la firma, su creador Stephan Rotzer «llegó a España, se enamoró de esta tierra» y fundó en 1993 SanLucar, una compañía internacional que produce frutas y verduras en 30 países y distribuye en doce naciones de Europa preferentemente.

Así pues, veinte años después, ha querido «devolver su agradecimiento a la sociedad» con un proyecto que, además, viene muy bien en tiempos de crisis como los actuales.

El 3 de julio hizo un año que entró en funcionamiento «El Puchero», un proyecto de «cocina solidaria» montado en el barrio de Orriols «por su gran población y elevado índice de inmigrantes».

En un local de la calle San Juan de la Peña se cocina todos los días para que las familias con hijos más necesitadas puedan acudir a recoger su comida y llevársela a casa, un sistema que evita la estigmatización de los comedores sociales, dicen sus responsables.

Al principio eran 50 y en la actualidad ya son 200 las personas que se benefician de este plan. Cada una de ellas recibe una ración diaria, siempre con fruta incluida, que se hace doble antes de fiestas y fines de semana.

Selección de familias

Para la selección de las familias beneficiadas, los responsables de SanLucar han firmado un convenio con la ONG La Casa Grande, cuyos trabajadores sociales entrevistas a los solicitantes y les dan un carné con el número de personas que forman la familia. Además, tal como explicaron Jaime Barrón, presidente de la entidad, y su vicepresidente José Emilio Ramón, en el propio local comparece cada día otro de sus colaboradores pidiendo el carné «para asegurarse de que no se producen desmanes».

De los gastos de este proyecto se encarga en un 90% la propia empresa SanLucar, que además del local, tiene a tres cocineros empleados y aporta toda la materia prima. No obstante, creen que llegados a este punto sería bueno atraer a otras empresas a colaborar en el proyecto para consolidarlo y, en su caso, ampliarlo. Ya se han firmado acuerdos con algunas de ellas y el objetivo final es «crear una red de empresas que crean en lo mismo».

Apuestan, finalmente, por el «desarrollo personal» de las familias atendidas y la ayuda para salir de esta situación, pues no quieren alentar la «cronificación» del problema. Para ello se acogen a los talleres de la Casa Grande para la escolarización, la enseñanza de idiomas o el uso de ordenadores, y los complementan con talleres sobre gestión del tiempo, economía doméstica o inserción laboral.

«Tratar bien a las personas, dentro y fuera de la empresa, ha formado siempre parte de nuestra filosofía. El Puchero es la forma práctica de demostrarlo», dijeron sus responsables.

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