Varios centenares de vendedores del Mercado Central se echaron ayer a la calle para protestar, con pancartas, pitos y carritos llenos de calabazas, por el bloqueo del aparcamiento de la plaza de Brujas, cerrado y pendiente de licitar desde hace más de un año, cuando el contrato quedó desierto.

La manifestación de los vendedores, que arrancó a las 14 horas en la plaza del Mercat, recorrió las calles San Vicente y la plaza de la Reina para finalizar ante las puertas del Palau de la Generalitat, es un hecho casi sin precentedetes que evidencia el hartazgo de este colectivo después de siete años sufriendo las obras de la estación del metro y aparcamiento de la plaza de Brujas, ambas inacabadas.

Al paso de la manifestación, escoltada por la Policía Nacional, los turistas disparaban sus cámaras de fotografias. Precisamente, la mala imagen que puede generar una protesta sostenida en el tiempo de los vendedores del Mercado Central es lo que quiere evitar a toda costa el Ayuntamiento de Valencia con las elecciones municipales a la vuelta de la esquina. El Mercado Central, uno de los escenarios preferidos de Rita Barberá y otros políticos para hacer campaña, no sería el ideal con los puestos del mercado decorados con carteles de «la burocracia nos ahoga», «basta de promesas» y «parking ya» como las que ayer exhibieron por las calles del centro histórico los vendedores, encabezados por su presidente, Francisco Dasí.

Los vendedores llevaron a la conselleria de Infraestructuras, Isabel Boning, diez carritos de la compra con calabazas. «Un símbolo del suspenso de su gestión en el aparcamiento de Brujas», según explicó Dasí. Los vendedores leyeron un manifiesto para reclamar «inteligencia y sensibilidad» para desbloquear una infraestructura clave para la dinamianzación del mercado y a peatonalización del entorno monumental del mercado. «No se entiende como una infraestructuras tan necesaria puede estar acabada y cerrada». «Los números están hechos, lo que tienen que hacer las administraciones es abrir el aparcamiento», recalcó Dasí

El principal problema del aparcamiento de Brujas es económico. La Conselleria de Infraestructuras quiere recuperar las 11 millones de euros que costó la obra del aparcamiento. Quiere hacerlo a través de un canon que se cobrará al gestor. El ayuntamiento, que ha anunciado que licitará la obra nuevamente, quiere rebajar el canon para hacer atractivo el contrato a las empresas, que además tendrán que asumir el rescate del aparcamiento de Parcent, la urbanización de la plaza de Brujas y terminar de acondicionar el aparcamiento, donde faltan las rampas de acceso y la conexión con el mercado Central. Ayer por la tarde volvieron a reunirse el concejal de Circulación, Alberto Mendoza, y los técnicos de Infraestructura, pero no hubo acuerdo.