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Sancionan al autobús urbano por no dar gafas de sol a los chóferes

La EMT ha recurrido la decisión de la Inspección de Trabajo por entender que los vehículos ya son seguros

Sancionan al autobús urbano por no dar gafas de sol a los chóferes

La Inspección de Trabajo ha ordenado a la Empresa Municipal de Transportes (EMT) la compra de gafas de sol para los trabajadores que prestan servicio en aquellas líneas donde pueden sufrir deslumbramientos. La compañía, sin embargo, ha recurrido la medida, entre otras cosas porque los autobuses cumplen con los requisitos de seguridad que establece la Unión Europea.

La iniciativa de facilitar gafas de sol a los conductores partió del sindicato TUC-Intersindical Valencia. Según su portavoz en la empresa, Heliberto Moreno, hay determinadas líneas en las que los autobuses circulan de cara al sol y los conductores, sobre todo al atardecer, tienen problemas de deslumbramiento o fatiga ocular. Así pues, pidieron a la EMT que comprara gafas de sol homologadas para alrededor de 150 conductores que pueden sufrir este problema.

La empresa, sin embargo, no atendió esta petición y finalmente el sindicato recurrió a la Inspección de Trabajo, que les dio la razón y pidió a la empresa que incorporara estos elementos de protección. Al no atender tampoco esta petición, la Inspección le impuso incluso una sanción de «cuarenta o cincuenta mil euros», según Moreno, pero nada se ha conseguido.

Para el portavoz de TUC-Intersindical Valenciana, esta negativa «es incomprensible», pues el coste estimado de las gafas es de 45 euros la unidad, una cantidad mucho menor que la sanción.

En la EMT, sin embargo, la postura es muy diferente. Han recurrido la decisión de la Inspección de Trabajo por considerarla «incomprensible» e «injustificada». Su principal argumento es que los autobuses ya cumplen con todas las exigencias de seguridad en este sentido y además ha encargado un estudio a una entidad independiente que les ha dado la razón.

Destacan, en última instancia, el hecho de que sólo este sindicato haya pedido las gafas. El motivo es que en caso de aprobarlas se convertirían en un Elemento de Protección Individual (EPI) de obligado uso, algo que la mayoría de los trabajadores no quiere, pues no llevarlas podría ser motivo de sanción o despido.

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